Hermana Teresa Figueroa Martínez
Carmelitas Misioneras
Evangelio según San Lucas 24, 35-48
El evangelio de hoy nos presenta a los discípulos reunidos, comentando, dialogando sus experiencias, escuchaban a los discípulos de Emaús la experiencia que tuvieron con Jesús Resucitado. Y Jesús se presenta en medio de ellos y les da la Paz. Los discípulos quedan llenos de temor y ahí surge la pregunta de Jesús, ¿por qué sienten miedos, por qué dudan? Les muestra sus manos y pies y les dice que lo toquen. Los discípulos se llenaron de alegría. Jesús les pide de comer. Les explica las escrituras y les abre las inteligencias.
Después de leer el evangelio hay frases que resuenan en mi corazón:
“Jesús se presenta en medio de ellos y les da la Paz”:
Poner a Jesús en medio de la comunidad, es el primer paso para que podamos construir Reino, para dialogar, para entrar en comunión. Porque es Jesús quién nos va a ayudar entrar en la dinámica del servicio y ser agentes de paz.
Poner a Jesús en medio nos permite mirar la vida, la historia desde Él, desde su mirada, una mirada humanizadora y liberadora. Así nos constituiremos en testigos. Y me hago la siguiente pregunta ¿es Jesús el centro de mi vida? ¿Está Jesús en el centro de mi comunidad?
¿Por qué sienten miedo, por qué dudan?
Y las dudas viene por lo mismo, porque hay otras cosas “mas importantes”. Porque Jesús no esta en medio y nos hacemos eco de la incredulidad de los que no creen. Dudamos de la existencia de Dios, no abiertamente, sino sutilmente, porque no creemos en la Presencia de Jesús Resucitado, que convierte, salva, genera vida donde hay muerte y nos volvemos discípulos tristes, abatidos, sin fuerzas para amar hasta dar la vida, sin fuerzas para luchar contra las injusticias, sin fuerzas para decir que la Vida es más fuerte que la muerte. Dudamos porque Jesús no esta en medio, porque lo vamos dejando de lado y así vamos debilitando nuestra Fe. ¿Dónde encontrar el valor para anunciarlo? ¿Cómo transmitir a Jesús con toda la fuerza atractiva de su Persona?
“Soy yo, miren mis manos y mis pies. Tóquenme y vean”
Ésta es la experiencia del Resucitado, con las marcas de la Pasión, del sufrimiento. No hay Resurrección sin cruz. No hay resurrección sin dar la Vida.
Sólo así se hace posible que podamos testificar que la muerte no es la última palabra. La Resurrección de Jesús con las marcas del crucificado abre una nueva posibilidad para la humanidad que sufre, en ella existen muchos hombres y mujeres, pueblos enteros, que están crucificados. Jesús muestra a sus discípulos las huellas de una realidad que ha sido superada. Por eso no podemos quedarnos indiferentes ante estas realidades, debemos tocarlas, verlas, sufrirlas, descubrir que la experiencia dolorosa de la cruz no puede destruir la vida. Una Vida en Plenitud que Dios nos comunica en la vida resucitada de su Hijo Jesús.
“LES ABRIÓ LA INTELIGENCIA PARA QUE PUDIERAN COMPRENDER LAS ESCRITURAS”
La experiencia del encuentro con Jesús, siendo Él el centro de la vida y de la comunidad, nos abre a la comprensión de su Palabra, su Mensaje, al Proyecto de Dios para la humanidad. Abrir nuestras inteligencias es abrir el corazón a lo que quiere de nosotros y nos convertimos en Testigos y anunciadoras de una nueva Vida. Que la Palabra permee nuestras vidas.
La experiencia del encuentro con el Resucitado es capaz de cambiarnos interiormente y nos lanza a una nueva forma de ser y estar en el mundo, nos lanza a optar por la VIDA. Dejemos entrar a Jesús a nuestra vida, a la vida de la comunidad, para responder a la tarea y misión de la construcción del Reino.
Gracias por hacernos entender y comprender de mejor forma la Palabra del Señor. Hermana en Cristo, que mi Señor la colme de bendiciones ?