Hna. Sara Romero
Misioneras Redentoristas Y Secretaria Ejecutiva Conferre
Evangelio según San Mateo 22,1-14
El evangelio nos habla de un acontecimiento muy importante, la celebración de unas bodas. Una boda nos remite a festejo, alegría, compartir, encuentro, pero lo más importante es acompañar a los novios en un momento tan especial de sus vidas.
Estamos convidados por el novio-Jesucristo cada día a renovar nuestra alianza con El, a permitirle desde nuestra libertad que nos llene de gozo, que haga de nuestra vida y vocación una fiesta continua, a entrar en un dialogo íntimo.
Él nos envía emisarios que nos llaman a festejar nuestro propio enlace, a disfrutar de su presencia, a sentir y experimentar el gozo profundo del encuentro, sí, encontrarnos con el novio siempre nos traer gozo y nuevas fuerzas para continuar entregándonos y sirviendo con amor en la misión que se nos encomienda.
Todo nuestro ser y actuar debe tener como centro este encuentro; centrando nuestra vida en Jesucristo podemos actuar en las periferias. Rechazar esta invitación pone en cuestionante el sentido más profundo que le damos a nuestro ser y actuar.
No nos faltan escusas o bien las inventamos para postergar nuestro encuentro con el novio; “nuestros-mis” quehaceres, “nuestras-mis” obras, “nuestros-mis” proyectos, “nuestros,-mis” negocios, “nuestras-mis” tierras, cobran o les damos tanto valor e importancia que los anteponemos a lo esencial y no nos damos cuenta que lejos del novio nos agotamos, nos perdemos, el ánimo decae, la alegría se pierde y nos enfermamos del cuerpo y el alma, el encanto de vivir, compartir y servir se empequeñece, pero ¿que realizo para revertir esta realidad?
Al final de cuentas, los que acogieron la invitación a las bodas fueron los “desocupados”, los sin trabajos, los que vagan por los caminos y calles; aquellos que no tienen muchos bienes que custodiar; los que están desprendidos de preocupaciones, los que no son tan importantes y que viven de lo esencial.
No nos demos tantas pompas e importancia, no sobrevaloresmos nuestros quehaceres, también es permitido decir “no tengo mucho que hacer”, convensamonos de que darle solución a las distintas realidades que nos aquejan no depende totalmente de nosotros, aprendamos a vivir de lo esencial.
En este día en que la iglesia celebra a Santa Teresa de Ávila, mujer sabía que no desperdicio su tiempo en menudencias y que con su ejemplo de vida y escritos nos propone pista para poder encontrarnos con el novio.
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