Fiesta Santísima Trinidad
Hna. Valentina Pérez, sscc
Evangelio según San Mateo 28, 16- 20
En esta fiesta de la Santísima Trinidad, invocamos una vez más la presencia de Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo, en medio de nosotros, en nuestras comunidades cristianas, en nuestra Iglesia y nuestro país. Confesar la Trinidad de Dios es creer que Dios es un misterio de comunicación y de amor. No un ser cerrado e impenetrable, inmóvil e indiferente. Su intimidad misteriosa es solo amor y comunicación. Consecuencia: en el fondo último de la realidad, dando sentido y existencia a todo, no hay sino Amor. Todo lo que existe viene del amor.
Jesús está con nosotros, no nos sentimos huérfanos, Jesús nos acompaña y esta juntos a nosotros y eso es una certeza, que debemos creerla y por lo tanto anunciarla. No estamos solos “perdido a nuestra historia, abandonado a nuestra propias fuerzas y a nuestro pecado” Cristo está con nosotros (J.A. Pagola) En este momento que como Iglesia chilena, estamos en tiempo de crisis necesitamos repetirnos muchas veces: “Cristo está con nosotros”, Él nos ha dejado su Espíritu Santo, para saber ponernos de pie, y recomenzar poniendo al Señor en el centro de nuestro quehacer, en el centro de nuestras realidades cotidianas. Él es quien debemos anunciar, no anunciamos un personaje del pasado, un difunto a quien se venera y se da culto, sino alguien vivo, que anima, vivifica y llena con su espíritu a la comunidad creyentes: “Vayan, y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos, bautizándolos…”
Entre los discípulos que rodean a Jesús resucitado hay “creyentes” y hay quienes “vacilan” los discípulos “se postran”. Sin duda quieren creer, pero en algunos se despierta la duda y la indecisión. Tal vez están asustados, no pueden captar todo lo que aquello significa.
Jesús “se acerca” y entra en contacto con ellos. Él tiene la fuerza y el poder que a ellos les falta. El Resucitado ha recibido del Padre la autoridad de “pleno poder en el cielo y en la tierra” si se apoyan en Él no vacilaran. Sin duda los discípulos de Jesús habrán de cuidar diversos aspectos: “Dar testimonio del resucitado”, “proclamar el evangelio”, para hacer discípulos de Jesús. Esta es nuestra misión hacernos seguidores de Jesús que conozcan su mensaje, sintonicen con su proyecto, aprendan a vivir como él y reproduzcan hoy su presencia en el mundo. Así es la comunidad cristiana. La fuerza del Resucitado la sostiene con su Espíritu. Estamos invitados a vivir como Jesús y desde Jesús.
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