Sor Iris Inostroza Rivas
Hijas de María Auxiliadora
En el evangelio de este domingo vemos cómo Jesús es puesto a prueba por los saduceos con una casuística respecto de la resurrección.
Al parecer, ellos, que no creían en la resurrección, venían donde Jesús a presentarle un caso que justificaba su increencia. La historia que le presentan es de una mujer que, por la ley de Moisés, tuvo siete maridos, lo cual ya es exagerado, y con ello pretendían evidenciar que no es razonable la resurrección, porque no habría salida para esta situación.
En la respuesta que les da Jesús vemos como se hace cargo de las dos cuestiones que involucra lo presentado por los saduceos. Por un lado, apunta a resolver el hecho del matrimonio en la resurrección, señalando que no habrá matrimonio, sino que se vivirá como ángeles. Y luego se dirige a lo que había de fondo en la pregunta: hay resurrección o no. Jesús, basándose en el personaje que ellos presentaron para exponer la situación, les confirma que sí existe la resurrección, porque el Dios en quien creemos es un Dios de vivos y no de muertos.
El texto no nos señala si los saduceos se abrieron para acoger la novedad que les revelaba Jesús.
Seguramente, también nosotros como los saduceos, tenemos muchas preguntas para las que quisiéramos respuesta, más aún en este tiempo tan convulsionado que nos toca vivir. Por eso les invito a acercarnos a Jesús llevándole nuestras inquietudes e inseguridades, nuestras dudas y temores, y que, con el corazón abierto, acojamos las respuestas que Él nos quiera comunicar.