El sínodo de la amazonia fue un espacio esperanzador para los pueblos indígenas, la escucha a los originarios llegó hasta el vaticano, sus clamores y gritos fueron recogidos y expuestos en la voz del J’tatik Francisco. El no 244 del Laudato si recoge lo que hoy en día nos seguimos compartiendo los defensores de nuestras culturas indígenas. “caminemos cantando, escribiendo, denunciando, compartiendo, aprendiendo… que nuestras luchas y nuestra preocupación por este planeta no nos quite el gozo y la esperanza”.