Con tantas personas asaltadas por el camino y heridos en la cuneta de la vida; con tantas/os apedreados por el integrismo de los piadosos; con tantas niñas-niños-adolescentes sufriendo violencia; con tantas personas descartadas por sus identidades sexuales o culturales… ¿no será hora de perfumar nuestra vida -y la de todas las personas- con la alegría del amor?
Fr. Jesús García, OFM Cap.