Durante la semana pasada estuvimos recorriendo, junto a Rafael D’Aqui y Verónica Amador -Jefes de proyectos para América Latina de ACN Internacional- siete diócesis chilenas. Junto a los obispos, visitamos a las comunidades católicas de Arica, Antofagasta, Santiago, San Bernardo, Concepción, Temuco y Villarrica. En terreno pudimos ver los desafíos que enfrenta la Iglesia para estar junto a quienes más lo necesitan, con realidades muy distintas: en el norte con el trabajo para apoyar a las comunidades más pobres y la población migrante; y en la macrozona sur palpamos el dolor de quienes se han visto involucrados en ataques terroristas, como aquellos fieles que han sufrido la quema de sus capillas.
Vivimos momentos de profunda conmoción. Estuvimos en Cañete horas antes del lamentable atentado a Carabineros, donde compartimos con las comunidades de las siete capillas que han sido incendiadas en ese sector. Fuimos testigos del profundo dolor que sienten al no tener su lugar de oración y encuentro comunitario; y cómo la Iglesia recorre con ellos este doloroso camino. Una Iglesia que sufre con su pueblo, pero que no los abandona… Está con ellos para darles consuelo y esperanza.
Durante los diez días de recorrido vimos el rostro de la Iglesia que sufre en Chile. Una experiencia que reafirma mi convicción de que nuestro país nos necesita, y nosotros los necesitamos a cada uno de ustedes para poder acoger las peticiones de ayuda que nos llegan desde Arica hasta Punta Arenas.