La pregunta cristiana, frente a lo que nos sucede a nivel personal, familiar, social y eclesial, no está en el «por-qué» (causante culpable), sino en el «para-qué» (sabiduría para nueva nueva). No se trata de meternos en el huracán de los reclamos («¡si hubieras estado aquí!») sino en la barca que rema «mar adentro» de nuestra intimidad redimida con el amor de Cristo («¡tú eres el que tenía que venir al mundo!») que levanta al caído, que abraza al abandonado, que alegra al desesperado, que restaura al abusado,… y que resucita a su amigo Lázaro, a ti y a mí («amigos» por quien Jesús ha dado la vida por amor, cfr. Jn 15,13).
Jesús García, OFM Cap
FICHA 04 disponible en:
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