¡CRISTO HA RESUCITADO!
Hno. Hernán Cabrera Baeza, fms.
Es el grito alegre que recorre hoy toda la humanidad y la creación. Hoy se asiste al paso de la tiniebla a la luz, de la muerte a la vida como anticipo de una vida sin fin. Hoy, Cristo, el Señor, ha resucitado.
En estos días de Retiro en un marco arcádico y de silencio, nos ha resultado muy interesante asomarnos a algunos personajes del Triduo Pascual. El señor de Cirene, José de Arimatea, el buen ladrón, la Verónica, las mujeres llorosas y las mujeres que van a ver el sepulcro donde está el Señor. Maravillosa experiencia.
Queremos detenernos en estas últimas mujeres. Ellas conocen y comparten muy de cerca con el Maestro quien las mira con amor y se reconocen dignas de ser amadas. Pero al morir han quedado destrozadas, adoloridas, sin consuelo. Ellas encarnan tantas experiencias nuestras cuando la realidad nos da un serio revés, cuando lo que amamos nos deja sin argumentos, cuando el fracaso pone freno a nuestras ilusiones, cuando el futuro amenaza con derrumbarse y todo, o casi todo, pareciera empujarnos inexorablemente a bajar los brazos y abandonarnos.
Sin embargo, quien ha descubierto un gran amor y ha vivido una relación de amor gratuito es capaz de ponerse en camino, así como estas mujeres que caminan hacia el sepulcro. Caminan una al lado de la otra con sentimientos encontrados en su corazón y sus mentes confundidas, pero caminan. Necesitan acercarse al cuerpo de Jesús. Necesitan vivir el duelo por la partida de su Maestro y seguir buscando aunque sea entre sepulcros. Es el marchamo de tantas experiencias nuestras cuando con dudas y vacilaciones comenzamos a hacer un nuevo camino del brazo de la fe y de la esperanza hasta darnos cuenta de que el Amado ha vencido la muerte y una nueva Vida nos ofrece largamente.
Hoy, en un mundo, a veces tan oscuro, donde hay tanta confusión, cuando los horizontes se nos pierden, pidamos a nuestra Madre María, que nos enseñe a descubrir a su Hijo, el Resucitado, e inflame nuestros corazones de amor y esperanza para anunciarlo aún en medio de esas realidades.
Con Kairoi digamos:
“Mirad, Jesús resucita hoy.
Mirad, la tumba está vacía.
El Padre ha pensado en Él.
De los hombres es Señor
de la vida Salvador.”