Evangelio según San Juan 1,19-34
Todo el evangelio de San Juan constantemente lleva al creyente a cuestionarse respecto a sus opciones radicales y que en el camino de fe no hay opciones intermedias; frente a los diálogos, situaciones, preguntas que se proponen a los protagonistas no les queda más que dar un sí o un no. San Juan nos invita a profundizar el camino de fe.
Juan Bautista, personaje que toma protagonismo en este texto es modelo de esta radicalidad. Su forma de vida cuestiona, inquieta, produce admiración a sus interlocutores; él sabe quien es, no pretende ubicarse en el primer puesto, sino más bien es testigo de algo que ha experimentado y da testimonio de ello, no intenta usurparle el lugar a Jesucristo, el Cordero de Dios.
Respecto a su misión no tiene dudas, preparar los corazones incrédulos, duros, vacilantes, con muchas preguntas, en búsqueda, confundidos. Y esta misión la lleva a cabo en un lugar inhóspito, sin mucha acogida, sin gran publico, sin aplausos, más bien indiferente.
La palabra de Dios hoy nos pone como iglesia, como vida consagrada y de manera personal un camino que estamos llamados a recorrer: ser testigos de un encuentro con Jesucristo que nos lleve a opciones radicales, y ha saber ubicarnos con humildad y sabiduría en el lugar correcto, sin querer robarle el protagonismo a Jesucristo. Preguntarnos si nuestra misión esta en los lugares inhóspitos, sin aplausos, sin protagonismos, en donde la fe es cuestionada y, a pasar de todo lo que encontramos en contra continuar con fuerza, ánimo y confianza alzando la voz y preparando los corazones inquietos, en búsqueda, con sed de Dios para acoger al Cordero de Dios, que quita los pecados y sobre quien el Espíritu de Dios se ha posado.
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