Con una jornada de reflexión en torno al documento guía que prepara la Conferencia respecto de la crisis que vive la Iglesia chilena y con una significativa Eucaristía, los religiosos y religiosas de Chile conmemoraron un nuevo día de la vida religiosa, en torno a la figura de María y la visitación.
Comunicaciones Conferre
Un gran número de consagradas y consagrados se reunieron durante la mañana en el Centro de Estudios de CONFERRE para celebrar un nuevo día de la Vida Consagrada.
Con la mirada puesta en la realidad que vive la iglesia y en la esperanza de construir una nueva etapa, centrada en la escucha y en Jesús, los religiosos se congregaron para reflexionar en torno al documento guía que está reparando la Conferencia respecto de la realidad eclesial y el rol de los consagrados frente a los diversos escenarios de abuso.
En su saludo, el Presidente de CONFERRE, P. Héctor Campos, OfmCAP, invitó a las hermanas y hermanos a seguir el ejemplo de María, particularmente en la figura de la visitación, en la que con Jesús en su seno, salió aprisa al encuentro de su prima Isabel. Una actitud que han de seguir los consagrados para ir al encuentro de los necesitados.
Tras ello, se presentaron los principales puntos del boceto que prepara CONFERRE. Entre todos los temas abordados destaca la inclusión activa de los laicos en el crecimiento de la iglesia. «Como consagrados, que compartimos la misión con los laicos, pedimos perdón, llamamos las cosas por su nombre y nos disponemos a trabajar», indica el documento.
A lo anterior, agrega la necesidad de salir aprisa al encuentro de la vida para escuchar de forma activa a las diversas comunidades religiosas, cristianas, diferentes comunidades de laicos y a los diferentes grupos sociales. «Somos comunidad, ungidos por el Espíritu. Somos pueblo de dios y queremos trabajar con los laicos», señala la carta.
La invitación a poner a Cristo en el centro y sustentar en él la única esperanza, son los últimos temas abordados en este documento, que prontamente estará disponible para la lectura y la reflexión de todas la comunidades.
Tras esta reflexión, los religiosos tuvieron la oportunidad de decantar lo vivido y compartir su experiencia en pequeños grupos, para extraer los principales frutos e intenciones para hacer iglesia.
Celebración
Luego de la jornada de reflexión, los religiosos se movilizaron a la Iglesia de los Capuchinos para celebrar la vida religiosa con una eucaristía que fue presidida por el P. Pedro Pablo Garín, Vicario Episcopal para la Vida Consagrada.
En su homilía, el Vicario instó a las consagradas y consagrados a seguir el ejemplo de María e ir al encuentro. En su reflexión les dejó tres palabras para aplicarlas en su vocación.
La primera es «El Encuentro», ir aprisa, al igual que María, al encuentro de la vida, de la realidad social y eclasial. «El Papa Francisco nos recordó al comienzo del año, promover y renovar la cultura del encuentro, María nos lo enseña que Todo comenzó gracias al encuentro con el Señor, para ella y para nosotros, De un encuentro y de una llamada nació el camino de la consagración. Es necesario hacer memoria de ello (…) Encuentro: No sólo en la cabeza y en el corazón, sino en las manos, en todo lo que hacemos: en la oración, en el trabajo, en la comida, al teléfono, en la escuela, con los pobres, en todas partes», indicó el Padre Pedro Pablo.
La segunda palabra es «La Lucha» (contra el pecado, lo que nos aleja de Dios). «Hay que hacer lo posible para que triunfe la Gracia (….) No decir con fuerza un basta y un nunca más de abusos… Ahí está el pecado personal y el social…Tenemos que estar dispuestos a esta lucha, por el Reino junto al Santo Pueblo de Dios. Para no tener otro título más que el de hermano y servidor», agregó el padre vicario.
Por último, la tercera palabra entregada a la vida religiosa fue «Profecía». Y es que «nuestra consagración está colmada de profetismo. Una Vida Consagrada que cuestione, con una mirada que pueda profundizar la realidad, que a veces puede incomodar, pero que da esperanza (…) Tenemos que ayudarnos todos, no ponernos como adversarios, debemos estar juntos en esta lucha. Junto con María debemos animarnos mutuamente a sacar lo mejor de nosotros. Ser una iglesia profética que sabe poner a Cristo en el centro con sinceridad», concluyó el padre Garín.
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