LAS PALABRAS Y LAS OBRAS PERMANECEN
Hna. YolandaGuajardo Gonzáles, HSJ
Hijas de San José Protectora de la Infancia
Evangelio según San Marcos 13,24-32
Podríamos comenzar esta breve reflexión del día Domingo, cantando en nuestro interior” Cielo y tierra pasaran, más tu palabra no pasara, cielo y tierra pasaran, más tu Palabra no pasara, no, no, no pasara..…”. En nuestra mente al entonar esta melodía, produce buenos recuerdos, contagia alegría y un ritmo marcado por un instrumento de percusión que nos da una pauta para no equivocar la letra al cantar.
Esa melodía es un pálido reflejo de lo que debe producir en nosotras/os, en nuestro corazón la Palabra del Señor, la Palabra de Dios. Hoy el Evangelio, casi nos da miedo, pensando en una catástrofe con todo lo que dice, pero más adelante El Señor Jesús nos tranquiliza, conocedor de nuestro corazón débil, “mis palabras no pasaran…” Su enseñanza no fue este único pasaje Evangélico, hay miles de otras donde nos habla: de la Esperanza, de la Misericordia, del Amor al prójimo, del estar al lado del otro en momentos difíciles, a tener amigos, a compartir las penas y también las alegrías, asistir a fiestas, aceptar invitaciones dejando los prejuicios de lado, a caminar misionando, a tener ideales, a sanar, consolar, a respetar a los niños, dar dignidad a la mujer, a reconocer y valorar lo que da y entrega el otro…. Podría completar esta página y más, con lo que nos enseña El Señor, si te tomas unos minutos tu puedes aumentar esta lista, desde tu experiencia y conocimiento de la Palabra de Dios y enriquecemos esta reflexión, compartiéndola con el que está a mi lado.
Todo lo material, lo que podemos tocar, palpar, tomar, desaparece, pero la Palabra de Dios traducida en obras no desaparecerá jamás, nuestro testimonio de vida de una persona que tiene fe, es la que brillara y permanecerá en el tiempo, la mejor muestra de esto es Jesús, y para no elevarnos tanto, nuestros queridos fundadores, que fueron fieles a la enseñanza del Señor y extrajeron de ella para dar vida al ramillete de Carismas que hoy tenemos esparcidos por el mundo entero, gracias a esas personas dóciles y creyente estamos cumpliendo y logrando lo que nos dijo El Señor “ El cielo y la tierra pasaran, pero mis palabras no pasaran”. El instrumento de percusión que nos da el tono para cantar y no equivocarnos es la Biblia la Palabra de Dios, que nos da la melodía para cantar y alegrar a los otros haciendo el bien, a ejemplo del Señor Jesús, nuestros fundadores y todas las generaciones que pasaron y pasaran por nuestras Congregaciones.
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