Hna. María Salomé Labra, ssps
Misioneras Siervas del Espíritu Santo
En medio de la realidad que nos circunda, de tantas situaciones de corrupción a distintos niveles, de incoherencias entre lo que se declara y lo que si vive, de dolor y sufrimiento en víctimas y victimarios, de necesidades de sentirse respetad@, querid@, valorad@… que cada un@ de nosotr@s experimenta en diversos momentos y situaciones, nos llega esta invitación desde el Evangelio que nos ofrece la liturgia dominical.
Una invitación a preguntarnos por los frutos de conversión que podemos encontrar en nuestra vida personal y la de aquellos que nos rodean. Mirando nuestro entorno, en cuántas ocasiones me he preguntado y he preguntado al Señor:
- ¿Qué tengo que hacer delante de las situaciones de violencia y dolor que nos interpelan en la Araucanía y que se van agudizando?
- ¿Qué debemos hacer para no seguir los caminos de corrupción que personas en las grandes y pequeñas instituciones viven o se ven involucradas buscando el provecho propio?
- ¿Cómo cuidar el valor de la vida de los vulnerables e inmigrantes en medio de una sociedad que insiste en cuidar su bienestar personal?
- ¿Cómo mujeres consagradas que debemos hacer ante los maltratos, violencia, abuso de poder y sexual que a diario emergen en nuestros entornos?
- ¿Qué hemos de hacer ante las situaciones de abusos conocidos al interior de la Iglesia y otras instituciones?
- ¿Qué debemos hacer ante los proyectos de ley en que priman intereses privados o ideológicos o de grupos de interés… que no buscan el bien común, el respeto de la dignidad, ni tampoco miran por un desarrollo integral a largo plazo?…
Y podríamos seguir enumerando otras problemáticas sociopolíticas que están en los medios de comunicación en estos días ¿Qué debemos hacer? Incluso, esta pregunta puede surgir en tus relaciones interpersonales, laborales, familiares… Haz un momento de silencio y escúchalas, resuena ante ti y en ti esta pregunta ¿qué debo hacer?
En el evangelio, el profeta aparece dando algunas indicaciones: “…El que tenga dos capas que de una al que no tiene… No cobren más de lo debido… No abusen de la gente, no hagan denuncias falsas…” Su palabra es un llamado a vivir de un modo nuevo, en la conciencia de que nos debemos unos a otros. A desarrollar nuestra conciencia de ciudadan@ responsable, donde el dolor del otr@ conmueve mis entrañas y me desafía a salir de mí buscando aliviar, recuperar, transformar la situación.
El profeta, es consciente que lo que él hace es una parte, que detrás de Él viene el Mesías. El solo prepara el camino. Quizás la respuesta a nuestra pregunta, va por tomar en serio el lugar y papel que tenemos en este momento histórico. ¡No podemos escapar!
Es en medio de la realidad cotidiana donde “El los bautizará en el Espíritu Santo y en el fuego…” Nos dará la fuerza para discernir e ir hacia la acción concreta que refleje su presencia en nuestra vida, no nos dejará permanecer en la comodidad; nos desafía a potenciar la esperanza desde los pequeños compromisos que cada un@ puede desarrollar para hacer realidad el mundo más humano, inclusivo y en paz que soñamos. Adviento, es este regalo de ir preparando el camino… Yo, ¿qué debo hacer?
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