La amenaza, la destrucción provocada por los incendios forestales y pérdida de la biodiversidad, siguen siendo una muestra de la explotación ambiental y la violación sistemática tanto de los derechos humanos básicos de la población amazónica como de los derechos de la Madre Tierra.
¡El grito de nuestro territorio amazónico debe ser escuchado y atendido! Estamos devastando los “lugares epifánicos en donde se manifiesta la reserva de vida y de sabiduría para el planeta, una vida y sabiduría que hablan de Dios” (IL 19).
Frente a la indignación que nos provoca la realidad presente, la Vida Consagrada levanta su voz profética para apoyar a la organización política y jurídica de los pueblos amazónicos, que defiendan el macro-parentesco que nos conecta con el corazón de la vida de la humanidad (cf. IL 20ss). Solicitamos encarecidamente a los gobiernos responsables de los países amazónicos, que custodien la “herencia gratuita que recibimos para proteger […] el espacio precioso de la convivencia humana” y la responsabilidad compartida “para el bien de todos” (DAp. 471). Les pedimos unir esfuerzos, realizar los acercamientos necesarios para actuar prontamente ante esta emergencia ambiental que reclama la solidaridad de todas/os.
Invitamos a toda la Vida Consagrada a unirnos en oración y a manifestarnos en las diversas marchas y actos que se están organizando en los diversos países en defensa de nuestro territorio Amazónico
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