Nuestra Vida Religiosa al ser mística ha de abrazar con su mirada de la fragilidad desde la mano de Dios que todo lo sostiene. Al contemplar el mundo herido lo ha de abrazar discerniendo en él las huellas de Dios, un Dios vulnerable en la persona de Jesucristo, auténtica y paradójica fortaleza desde la encarnación a la glorificación, he ahí el camino de la salvación. He ahí la fascinación del misterio, la vulnerabilidad expuesta, la herida sanadora: Jesús el Cristo.
– P. Víctor Martínez, SJ
📙 Artículo la mística de la Vida Religiosa en América Latina y el Caribe nos hace peregrinos de esperanza disponible en https://comuni.clar.org/revistaclar/article/295