Contemplar el compromiso de la Vida Religiosa en el camino sinodal llena de alegría y esperanza el corazón, pues en ella está la confianza del pueblo que encuentra en la misma una acogida sincera, desinteresada, una escucha atenta, activa, capaz de compartir sus alegrías, penas y sufrimientos.
Hna. Azucena Correa Plata, MIC – Colombia