Por: Pablo Fontaine ss.cc.
Queridos amigos y amigas, servidores de la salud:
Les ha caído a ustedes, una carga de trabajo y de responsabilidad excesiva, y todo eso unido al riesgo de cada día y a la preocupación por sus familias y por todo lo que ocurre.
No es raro que alguna “cabeza loca” les haya hecho el vacío, temiendo que sean portadores de contagio. Serán muy pocos los que tengan esa reacción. En cambio, la inmensa mayoría del país, mira asombrada la tarea de ustedes y la agradece con toda el alma.
Pero, yo los invito a considerar otro aspecto de este momento de sus vidas: cuando ayudamos a alguien, aunque sea en una mínima medida, sentimos un placer muy justo y legítimo. Pero pocas veces en la vida, se nos presenta la ocasión de colaborar en una obra tan hermosa, con un peligro tan grande y con tanto riesgo.
Quiero decir que éste es el momento de ustedes. Es la hora de reinventarse con fuerza, con coraje y humildad. Con el corazón abierto para gustar una nueva felicidad: seguir la Palabra y el ejemplo de Jesús.
No sé qué ideas tendrá cada uno de ustedes sobre él. Pero lo menos que se puede decir es que ayudó a enfermos y a marginados, a pobres y a ricos, sintió miedo y sufrió a veces la incomprensión- su familia lo creyó “loco”. Y señaló que esta práctica sería como el salvoconducto para entrar en un mundo nuevo por el cual llegó a entregar su vida.
“Tuve hambre y ustedes me dieron de comer; tuve sed y me dieron de beber; anduve como forastero y me dieron alojamiento; estuve sin ropa y ustedes me la dieron; ESTUVE ENFERMO Y ME VISITARON; estuve en la cárcel y vinieron a verme. Los justos preguntarán: “Señor cuándo te vimos con hambre y te dimos de comer, etc….” El rey les contestará: “Les aseguro que todo lo que hicieron por uno de estos hermanos míos más humildes, por mí mismo lo hicieron.” (Mt 25)
Les saluda fraternalmente
Pablo Fontaine ss.cc.
Genaro Concha
jw.org
Estimado funcionario de la salud:
Le escribo, para agradecer sinceramente, su labor abnegada al atender a tantos pacientes, en su lugar de trabajo. Creo que también ha sido un sacrificio para su familia.
Ésta ha sido una situación nunca antes vista en el país y en el mundo, y nos demuestra que estamos en una crisis no solo sanitaria, sino también, es una crisis económica, social y moral, muchas personas sufren y se preguntan si algún día todos estos problemas terminaran.
En esta breve nota solo quisiera compartir una amorosa promesa: La Sagrada Biblia dice en Apocalipsis 21:4 que en futuro: “Les secará toda lágrima de sus ojos, y la muerte ya no existirá, ni habrá más tristeza ni llanto ni dolor. Las cosas anteriores han desaparecido”. Esto se realizará cuando “venga el Reino de Dios” que enseño a pedir nuestro Señor Jesucristo en el Padre nuestro.
Le deseo a usted, a su familia y a sus colegas mucho ánimo y fortaleza, el cansancio y las emociones ya deben estar afectándoles y junto a mi familia, sin embargo, Salmo 41:1 nos dice: “Feliz el que trata al desfavorecido con consideración”.
Les enviamos junto a mi familia un saludo y un inmenso agradecimiento por su invaluable labor.
Con mucho aprecio,
Genaro Concha
Jw.org
Apreciados(as) doctores, enfermeras y auxiliares todos:
Tengo la fortuna de poder trabajar en forma remota desde mi casa para cuidarme del virus maldito.
Han pasado muchos meses ya desde que comenzó esta pandemia, y quienes se han llevado la mayor carga son ustedes. Esto me deja meditando en si yo estaría dispuesto a exponerme de la manera que ustedes lo hacen. Cualquier persona podría decir “están cumpliendo con su trabajo”, pero que triste sería dar por sentado el hecho de que su trabajo hoy los está exponiendo a la posibilidad de contagiarse ustedes y a sus familias, de que están exponiendo su propia vida. Es imposible pensar que lo hacen solo porque es su trabajo; lo que ustedes hacen es altruismo puro con mucha valentía, es amor al prójimo.
La Biblia en 1 Corintios 10:24 dice “que nadie busque su propio beneficio, sino el de los demás”. En Mateo 7:12 Jesús plantea la regla de oro al decir “Por eso, hagan por los demás todo lo que les gustaría que hicieran por ustedes”. Estos son solo dos versículos bíblicos de los tantos donde se muestra el deseo de Dios de que seamos altruistas, de que veamos el beneficio de los demás por sobre los nuestros, algo que lamentablemente escasea en los tiempos actuales al ver la gente actuando como si nada pasara en las calles. Pero ustedes siguen respirando profundo y atienden con el mejor de los ánimos a todos los que día tras día llegan con el virus.
Justamente es ese el altruismo que Dios enseña en Su palabra La Biblia, el que es capaz de exponer su propia vida en riesgo por salvar al prójimo, y eso es lo que quiero destacar de todos ustedes. Les quiero pedir que no desfallezcan, que no pierdan ese espíritu altruista que nos enseña y nos llena de esperanza al saber que aún hay gente buena que está dispuesta a luchar por los demás. Nuestro Dios está observando todo lo que está sucediendo y está viendo la actitud de cada persona y de seguro los está viendo a ustedes con muy buenos ojos.
Sigan cuidándose mucho, y no decaigan en seguir mostrando esa abnegación y amor al prójimo.
Un abrazo grande y cálido a la distancia.
Ricardo Alegría