A TODOS LOS RELIGIOSOS Y RELIGIOSAS
Queridos hermanos y hermanas de la CLAR y de las Conferencias de Religiosos y Religiosas Nacionales.
Al momento de escribir esta carta ya se ha iniciado el Diálogo Nacional en el que la Conferencia Episcopal de Nicaragua actúa como Mediador y Testigo, y ya está presente en el país la CIDH (Comisión Interamericana de Derechos Humanos) haciendo las investigaciones “in situ.” Esto sucede cuando ha pasado más de un mes del inicio de las movilizaciones pacificas de los estudiantes universitarios que han puesto en pie a todo el país.
También, al momento de escribir esta carta, el acuerdo del cese de la represión, logrado en el Dialogo Nacional, no ha sido cumplido y la CIDH ya ha presentado su primera evaluación preliminar, (a la espera del Documento Final que tardará aún un tiempo en publicarse), en el que reconocen los graves sucesos ocurridos en Nicaragua en contra de los Derechos Humanos.
Alguien en estos días dijo “hay décadas en las que no sucede nada y semanas en las que sucede todo”
Y es “todo” en Nicaragua comienza el 18 de abril. Los días anteriores el país vive un gran incendio en una reserva natural “Indio Maíz” y el gobierno actúa despacio y no acepta alguna ayuda internacional. Son los estudiantes, con su conciencia ecológica, quienes dan la voz de alerta. Días después, se hace pública una reforma del Instituto Nicaragüense de Seguridad Social – INSS, en la que además de la subida de las cotizaciones para personas y empresas, se disminuyen las pensiones a los jubilados. Esta reforma, se realiza de manera unilateral por el gobierno si un diálogo previo con los representantes de la empresa privada y otras instituciones.
Los estudiantes –autoconvocados a través de las redes sociales- salen a la calle pidiendo que se derogue la reforma y, estos plantones estudiantiles, son reprimidos por la policía con un uso desmedido de fuerza. La policía dispara… se inician las muertes de nuestros jóvenes estudiantes…
Los estudiantes de la UCA y de la UNI se refugian en la catedral de Managua, que se convierte en lugar de acopio de agua, alimentos e insumos médicos. Los estudiantes de la UNA y de UPOLI se atrincheran en sus universidades, noche tras noches, son atacadas por la policía y fuerzas paramilitares formadas por miembros de la Juventud Sandinista y del partido de gobierno. Días después, también la UNAN es tomada por los estudiantes. Los heridos nos son atendidos en los hospitales públicos y las muertes de los jóvenes y civiles se suceden día a día. Los canales no oficialistas son censurados y comienzan los arrestos y desapariciones de jóvenes.
Paralelo a esto, se mantienen cada día movilizaciones y plantones en la ciudad de Managua y otras ciudades del país, se levantan barricadas alrededor de las universidades y tranques en las princípiales carreteras. El movimiento campesino anti canal ha salido en apoyo a los estudiantes y, ante la fuerte represión policial, la empresa privada toma partido a favor de los estudiantes y pide el cese de la represión.
La Iglesia, en la voz de sus pastores, ha estado desde el inicio cerca de los jóvenes, acompañándolos, y pidiendo al Gobierno el cese de la represión de manera pública, en varias ocasiones.
En el transcurrir del tiempo y el aumento de las movilizaciones pacíficas, la represión policial ha sido mayor: Masaya, Granada, Matagalpa, Juigalpa… saben de noches de disparos y de dolor…
Hoy sabemos que hay, confirmados por el CIDH en el Documento de sus Observaciones Preliminares, “76 personas muertas, 868 personas heridas en el contexto de las protestas, de estas últimas cinco permanecen en los hospitales. Asimismo 438 personas fueron detenidas entre estudiantes, población civil, defensores de derechos humanos y periodistas”.
Los estudiantes – autoconvocados- han puesto en pie a un país cansado de la corrupción. Un país donde ya no se respeta la independencia de las instituciones, porque son partidarias. Un país en el que a los empleados públicos se les saca a las calles, en su horario laboral y son obligados cantar consignas, a rezar o a cuidar espacios públicos, para que otras personas no se reúnan en esos mismos espacios… Un país donde la Democracia fue lentamente muriendo… Los estudiantes, rompieron el silencio, nos pusieron en pie. Ya no se trata del incendio de “Indio Maiz” o de la Reforma del INSS, se trata de NICARAGUA.
Los Obispos en su carta del 11 de mayo al Presidente de la Republica, expresaron su preocupación ante los acontecimientos del país, y acogieron la invitación a ser mediadores y testigos en el diálogo Nacional. En su carta piden unos pasos previos para garantizar el diálogo:
1. En ingreso en el país de la CIDH para investigar y aclarar las muertes y desapariciones.
2. El cese de la represión por parte de la Policia Nacional y cuerpos paramilitares.
3. Garantizar la seguridad física de los estudiantes, los diversos activos que tomaran parte en mesa del diálogo y de todos los ciudadanos.
4. No obligar a los empleados públicos a participar en actos partidistas
Todo esto como signos creíbles de la voluntad de diálogo por parte del gobierno (Mensaje de la Conferencia Episcopal al Presidente del Gobierno, 11 de mayo de 2018).
Insertos en esta realidad los Religiosos y religiosas de Nicaragua hemos participado en algunas movilizaciones, especialmente en la Peregrinación convocada por los Obispos el 28 de abril; hemos estado cerca de los jóvenes; nos hemos reunido para orar y reflexionar sobre la realidad; hemos enviado nuestro apoyo a los Obispos en su tarea de Mediadores y Testigos del diálogo; nos hemos mantenido en contacto con la FENEC (Federación Nicaragüense de Escuelas Católicas). Nuestros hermanos religiosos junto con sacerdotes del clero han salido a las calles a proteger a los estudiantes, llegando incluso a ponerse delante de la policía, como escudo humano, cuando estaba disparando. Como levadura en medio de la masa acompañamos, dialogamos, consolamos, generamos reflexión en torno a la realidad, formamos en conciencia crítica… cada uno y cada una allí en donde sirve cotidianamente.
Queridos hermanos y hermanas de CLAR y de las Conferencias de cada país. Esta es nuestra realidad, este nuestro momento histórico, esto es lo que podemos compartirles hoy…. El camino del dialogo inseguro, pero queremos creer y apostamos que es el camino para lograr la democracia en el país.
Les pedimos que nos acompañen, que acompañen a este pueblo nuestro y a nuestra Iglesia, con su oración y cercanía de hermanos y hermanas.
Junta Directiva
CONFER-Nicaragua
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- CARTA CONFER-NICARAGUA
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