En un ambiente de alegría, paz, fe y emoción, más de cien mil personas se reunieron en el Paseo Bulnes de la capital en un encuentro denominado «Celebración por la Vida», convocado por el Arzobispado de Santiago en conjunto con diversas iglesias cristianas, para dar gracias por la vida, desde su gestación hasta su muerte natural.
Vía: Iglesia.cl
La celebración, animada por Daniela Aguilera y Francisca Ayala, contó con la participación de grupos musicales y estuvo jalonada por profundos testimonios de familias que han vivido en carne propia situaciones muy complejas y que han seguido adelante con la gestación de una nueva vida.
Uno de esos testimonios fue el de Claudia Valdés, madre de Jacinta Zañartu, quien, junto a su esposo e hijos, contaron cómo vivieron la enfermedad de su hija, la espera de un corazón y pulmones y la llegada de esos órganos que prologaron un tiempo la vida de Jacinta. Claudia valoró y estimuló la donación de órganos para que otras personas tengan la posibilidad de volver a nacer». Junto a ellos, estaba la familia cuyo hijo, al morir, donó sus órganos para Jacinta. «Su familia, a pesar de su tremendo dolor, respetó, manifestó e hizo valer su voluntad, previamente conversada, que él quería ser donante», dijo Claudia.
Massiel Moreno nació producto de un abuso sexual y su madre tuvo un intento fallido de aborto, por lo que nació con una parálisis cerebral. Fue adoptada por un matrimonio que no podía tener hijos. Sin embargo, su madre adoptiva, contra todo pronóstico médico, «me aceptó, me crió, me llevó a la Teletón y aquí estoy», tras lo cual los asistentes prorrumpieron en aplausos emocionados. Massiel es periodista, está casada y tiene una hija de nueve meses, que es, dijo, «la continuación del regalo que Dios me dio».
Finalmente, el matrimonio de Francisco Molina y Carolina Cuesta explicaron que a los 13 semanas de gestación de su hijo Benjamín, se enteraron que venía con problemas cerebrales incompatibles con la vida. Pero siguieron adelante y el niño nació con su cerebro fuera del cráneo. Según los médicos sobreviviría solo algunos segundos o minutos. «Pasaron los minutos, pasaron los segundos, pasaron las horas, pasó una semana y hoy tiene un año ocho meses, le cerraron su cabecita a los cuatro meses y sigue con nosotros». Carolina señaló que Benjamín «balbucea, da pasos, se comunica con nosotros. Los médicos son seres humanos e igual se equivocan».
En un momento solemne del encuentro el Arzobispo de Santiago, cardenal Ricardo Ezzati, y los pastores de la Iglesia Anglicana, de la Misión Centro Cristiano de Avivamiento, de la Iglesia Metodista Pentecostal, de la Fraternidad de Iglesias Cristianas, de la Fundación Aló Jesús, de la Iglesia Pentecostal de la Trinidad, y los cardenales eméritos Francisco Javier Errázuriz y Jorge Medina, dieron a conocer un compromiso común en favor de la vida. En él reiteraron su «irrenunciable respeto a toda vida humana, desde su concepción hasta su muerte natural». Además, se comprometieron «a generar una cultura de la vida, que respete el entorno natural de nuestra casa común, para que todos los habitantes de nuestra patria puedan llevar una vida digna y tener las mismas oportunidades de un mejor desarrollo humano».
Al momento de impartir la bendición a todos los asistentes, el cardenal Ezzati agradeció a todos su participación en esta fiesta por la vida. «Hoy queremos gritar fuerte, muy fuerte y convencido nuestro `sí` a la vida, regalo precioso de Dios, el más inestimable patrimonio de nuestra patria». Agregó el cardenal que en Chile es necesario dignificar la vida de niños y jóvenes que sufren abandono y que también piensa en los encarcelados, en los que no tienen una vivienda digna o viven en situación de calle, en las mujeres que sufren violencia intra familiar, en quienes trabajan por un salario que no les permite vivir dignamente y en los pueblos originarios, que reclaman el reconocimiento de su identidad.
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