HOY, SE HA CUMPLIDO LA ESCRITURA
Patricia Villarroel
Religiosa de los Sagrados Corazones
Evangelio Según San Lucas, 4, 21-30
“Hoy se ha cumplido este pasaje de la Escritura”. Así se presenta, Jesús, ante un público maravillado y sorprendido por las palabras que han salido de su boca. Él es el verdadero enviado de Dios anunciado por el profeta Isaías.
Pero, Él mismo se da cuenta, muy luego, que los que le escuchan no han entendido el fondo de su mensaje. Está en su tierra y entre su gente, pero para ellos, Jesús, no es nada más que el hijo de José, el que hizo milagros en Cafarnaúm, y que esperan, los hará también en Nazaret donde fue criado. Están muy lejos de pensarlo como un profeta…
Entonces, Jesús abre el debate. “Un profeta no es bien recibido en su tierra”. Y con el ejemplo de la viuda de Sarepta y de Naamán el Sirio, con Elías y Eliseo, enviados lejos en su misión, muestra la apertura universal de la salvación. Él no es solamente el nazareno, hijo de José, un vecino conocido por quienes le escuchan. Es el ungido de Dios, anunciado por Isaías, que viene para todos los pueblos, para judíos y no judíos. De ahí la furia de la gente, que después de maravillarse con sus palabras, lo quieran despeñar por el barranco.
Es difícil aceptar, a veces, que las cosas de Dios no sean nuestras, ni estén dirigidas a nosotras o a nosotros, especialmente. Somos sus seguidores, sus discípulos, los que creemos en Él y le hemos seguido por tanto tiempo. ¿Cómo no poder gozar de esos privilegios? Y así, a veces, centrados en nosotros mismos, no logramos ver lo que Dios está haciendo fuera de nuestras fronteras, de comunidad, de país, de religión… Necesitamos reconocer que la acción de Dios puede estar más allá de nuestro pequeño mundo.
Hoy, se sigue cumpliendo la profecía de Isaías. Porque el “hoy” al que se refiere Jesús, sobrepasa cualquier momento histórico. Es ahora, el año de gracia que Él proclama, para que los ciegos vean, los oprimidos sean libres, los pobres reciban buenas noticias… Y ese “hoy”, o ese “ahora”, se cumple en todos los tiempos, si dejamos que Él actúe en nosotros, con la fuerza de su Espíritu. La misión de Jesús, es la nuestra hoy día entre las viudas de Sarepta y los leprosos como Naamán que encontramos en todos los caminos. Entre los excluidos, los ciegos, los presos… Los migrantes, los ancianos abandonados… A nosotras y a nosotros nos toca, hoy día, proclamar con gestos y palabras, con actitudes y acciones, y hacer vida, el año de la gracia de Dios para los más humildes de la tierra.
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