Hna. Mariela Pérez
Sierva de Jesús de la Caridad.
Este pasaje del Evangelio, para mí, es un terremoto espiritual y apostólico…es muy necesario para desinstalarme de mis estructuras cómodas, fortificadas, cerradas, oscuras.
Quién no lleva su mirada y pensamiento a Dios cuando hay un movimiento telúrico fuerte. Quién no siente la debilidad, la inseguridad, el temor? Pero luego el gran desafío… Levantarme, reconstruir, volver a caminar…y aquí nuevamente con la mirada en Él que me da el valor, la fuerza, la confianza, aquí está Jesús que me dice: Yo he venido a traer fuego a la tierra…tengo que recibir un bautismo…
Ahora, cómo va a ser mi nueva reconstrucción, cuáles son esos espacios (personales y apostólicos) que debo dejar iluminar, calentar con la luz y el fuego que me trae Jesús. Cuáles esos espacios (personales y apostólicos) que debo dejar bañar, lavar con ese bautismo que me trae Jesús como me lo dice en el Evangelio de hoy.
Después de estas interpelaciones de Jesús, ¿soy capaz de hacer un camino diferente? ¿Puedo discernir con las actitudes y mirada de Él?
Jesús siente angustia en que cambie mis pobres estructuras, él ha venido para hacernos diferentes…Me ha llamado para que esté con Él y por eso me quiere diferente.
No me ha dejado la paz al llamarme…Él desinstala, me marca nuevos caminos, me contradice…porque debo ser su reflejo de Él entre los pobres, los niños, los ancianos, y enfermos, debo ser su reflejo de Él entre los que no tienen trabajo, los que no tienen espacios en la sociedad, entre los migrantes, las familias divididas, ¿yo seguiré igual? ¿Qué haría Cristo en mi lugar?
En este día, con este pasaje del Evangelio es justamente lo que nos debe hacer marcar la diferencia… Ser sus pies, sus manos, sus ojos, ser Solidarios realmente todos los días del año, y no un día al año.
Señor transforma mi debilidad.
Amén
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