«Invitadas e invitados a resignificar el amarnos»
(Mt 5, 38-46)
Hna. Rossina Jopia Muñoz
Misionera Dominica del Rosario
En el Evangelio de hoy, Jesús nos invita a hacer memoria encarnada de cómo estamos viviendo y relacionándonos a nivel personal, comunitaria y socialmente, por eso nos presenta y recuerda los contraste que se daban en la sociedad de su tiempo, y que éstos se asemejan a la realidad que vivimos como humanidad, he ahí que nos cuestiona, proponiéndonos actitudes y acciones que nos hacen crecer, madurar, y que nos conducen a humanizarnos en contraposición de las ideologías que prevalecen en estos tiempos. El Nazareno, nos anima a hacer uso del discernimiento, para acoger en esencia el sentido de los mandamientos que nos orientan a la búsqueda de la vida
El amar a los demás desde el corazón del Resucitado se integra con el: “sean perfectos…” Pues es la gran invitación a transitar por el camino de la plenitud-madurez, desde nuestras limitaciones, fragilidades y riquezas humanas… oportunidad de resignificar el ser imagen y semejanza del Creador, que no hace ningún tipo de discriminación, ni acepción de ninguna persona, ni deja a nadie tirado a su suerte, en medio del camino, pues Él es ejemplo del ser más Justo, que se conduele, escucha y atiende a los gritos de sus hijas e hijas en esta crisis humanitaria postpandemia.
Cabe recordar que aún seguimos estando en deuda con la justicia en los casos de violaciones a los DDHH, los feminicidios, los abusos en la iglesia, los casos de corrupción, por los casos de colusión de parte de las trasnacionales, y de las personas con poder político, económico que han sido manejados por las manipulaciones mediáticas, pues en este transitar hacia el amor que nos manifiesta el Evangelio es peregrinar por los caminos de confianza y práctica de la justicia, para construir un país con un solo corazón, ante la sensación de estar viviendo en dos Chiles completamente diferentes… Ante esto podemos preguntarnos: ¿Qué actitud o acción cotidiana deseo vivir el día a día para hacer significante la “Ley del Amor”?
Este amor nos emplaza a llevarlo a la praxis en primer lugar con nuestros más cercanos, con aquellos que comparto en la cotidianidad, con docilidad de espíritu que deja fluir la compasión y misericordia, ante la violencia social, económica, política, con la que quizás nos estemos acostumbrando, o simplemente apagamos la tv, para no poner oídos a la realidad a la cual nos enfrentamos en este tiempo de desconciertos e incertidumbres. Es un constante volver a los valores del evangelio de Jesús, que nos aportan luminosidad, confianza, seguridad, tolerancia, escucha, empatía y solidaridad, entre otras actitudes y conductas que manifiestan lo mejor que tenemos como personas, y eso es tejer con los hilos de la justicia.
La propuesta del Amor que nos muestra Dios, es desde las semillas de la sororidad, fraternidad que sólo se germinan desde los nutrientes que tiene la vivencia de la vida comunitaria, con un estilo que crea humanidad, y ese es el Amor al cual Dios nos insiste en fecundar, integrando el desafío de construir y cimentar una Iglesia en sinodalidad, con su amplia gama de diversidad en la pluralidad, que acoge, integra lo diferente, con la diversidad de carismas que aportan creatividad y riqueza al modo de las comunidades primitivas, por eso sale al encuentro constante de los incontables y descartables del sistema inhumano que predominan hoy, que podamos ser portadores de esperanzas, desde estos lineamientos contraculturales, y que se nos presentan siempre como una gran oportunidad para crecer acorde al querer del Señor de la Vida, por eso, saboreemos siempre el tener la posibilidad de acercarnos, acompañar, de acoger a quienes comparten nuestros anhelos y esperanzas; y sobre todo aquellos que discrepan con nuestros pensar, y modos de ver la vida.
Que podamos hacer vida este Evangelio en nuestras cotidianidades, desde el querer y del sueño del Dios de la Vida.
