Hermana Gloria Neira Sáez
Congregación Hermanas del Niño Jesús
Este texto nos viene muy bien para orientar nuestras acciones y actitudes en los tiempos que vivimos donde lo personal es tan fuerte y las exigencias nos parecen tan justas que nos llevan a deshumanizarnos. Este Evangelio nos permite apreciar la vida de José, un hombre justo, que sin entender lo que pasa, al ver embarazada a su mujer prometida, María, se debate pensando en lo que debe hacer y en cómo hacerlo porque no quiere difamarla.
Un hombre justo es una persona que hace la voluntad de Dios, que adhiere a los caminos de Dios, un hombre de virtud, de fe, docilidad y mansedumbre, cualidades que no son fáciles de vivir hoy pues exigen de la persona un despojo de lo suyo y un importante dominio de sí.
Mientras José reflexiona decidiendo la opción a tomar se le aparece en sueños un ángel que le dice que no tema llevar a María a su casa y cumplir así con la segunda etapa de los esponsales. Frente a esta moción interior, José no se queda en su situación humana de haber sido pasado a llevar, de haber sido engañado, de no haber recibido ninguna confidencia de María, de no haber tenido toda la confianza que esperaba de ella sino que, sostenido en su propia solidez y en la confianza en Dios cree en lo que el ángel le anunció. José ha debido luchar en el fondo de sí contra la legalidad, los derechos y la justicia de su época por un lado y la humanidad de su corazón humilde y misericordioso que respeta, que se pone en el lugar del otro y que confía en lo que Dios hace y pide a cada uno de nosotros en su plan de salvación.
También es importante contemplar a María que desde el comienzo de su misión no duda en dejar todo en manos de Dios, permitiendo que sea Él quien lleve la iniciativa, abra el camino y clarifique nuestras dudas y nuestro caminar.
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