“Los últimos serán los primeros y los primeros serán los últimos”
San Mateo 19, 30 – 20, 16
Hna. Cecilia Ancapán Elgueta.
Religiosa Filipense.
Queridas hermanas y hermanos:
Casi sin darnos cuenta estamos terminando el mes de septiembre, mes de la patria y que la Iglesia dedica al mes de la Biblia. Dando así fuerza y vigor a la presencia de Dios en medio de nuestro pueblo.
Dedicamos este día también a la Oración por Chile, poniendo bajo la protección de la Virgen del Carmen a toda nuestra nación. Pidiendo especialmente que seamos capaces de construir una sociedad más justa y solidaria, donde todos nos sintamos hermanos, participes y responsables de su construcción.
Hoy la Palabra del Evangelio de hoy, viene a confirmar la bondad de Dios que se da con la misma medida para todos y que por medio de su Hijo acoge a todos sin distinción, ofreciendo las mismas oportunidades a todos, lo importante es que nos dejemos encontrar por Él, aceptando el formar parte de los trabajadores de su viña.
Sin duda la mirada y la justicia de Dios dista mucho de nuestra forma de mirar y hacer justicia y es aquí donde aparece la misericordia de Dios que no tiene límite, que no deja fuera a nadie y que no utiliza una huincha de medir frente a lo que hace uno u otro, no es un ejercicio de cantidad sino de disponibilidad y compromiso en lo que hacemos…
Muchas veces perdemos la paz precisamente porque vamos comparando lo que cada uno o una hace frente a lo que yo doy y hago. Cuanto desgaste inútil porque no gozo del Don de Dar gratuitamente lo que he recibido gratis.
Lo importante es que nos encontremos con el Señor no importa en que momento o en que etapa de la vida me encuentro, de ahí el ejemplo de la invitación que nos hace esta parábola de los trabajadores de la Viña, que al final de la Jornada reciben el mismo salario que es el valor y regalo de haberse encontrado con el Dios del Amor, sin duda nosotros somos bendecidos porque gozamos de el privilegio de compartir esta experiencia de pertenecer a la Viña del Señor que tiene la tarea permanente de manifestar su bondad y Amor a tantos y tantas personas con las que nos encontramos, desde la gratuidad, desde nuestro propio DON.
Dios no se cansa de buscarnos y de hacerse el encontradizo manifestándose de diversas formas y maneras, les invito a abrir el corazón y entregar la vida en el trabajo por construir su Reino como trabajadores de su Viña.
Que la presencia de nuestro buen Dios nos regale un bendecido domingo ¡Sursum Corda!
Arriba los Corazones.
Con afecto fraterno.
