Hna. Ana Luisa Sanhueza Sanhueza
Hijas de Nuestra Señora de la Misericordia
En el contexto del Año Jubilar y la finalización de la Jornada Nacional de la Juventud en Chile, donde los jóvenes han sido convocados en la Serena del 21 al 26 de enero y cuyo lema es “Jóvenes Peregrinos de esperanza” el evangelista Lucas nos ofrece este preciso relato Lc 1, 1-4; 4, 14-21. Donde Jesús inicia su misión evangelizadora con la fuerza del Espíritu Santo y la lectura del texto del profeta Isaías “El Espíritu del Señor esta sobre mí… porque me ha enviado a llevar la buena noticia a los pobres,…”. ¿Qué significa hoy ser portadores de buenas noticias? ¿A qué esta invitando el evangelista Lucas cuando sitúa a Jesús en la sinagoga de Nazareth y sostiene que el pasaje de la Escritura que acaban de oír se ha cumplido. Ciertamente, se refiere a que El Reino de Dios esta en medio de ellos, esta frente a ellos, la esperanza mesiánica en la que el pueblo de Israel por tantos años y siglos había alimentado confiando en la venida del mesías, el salvador, hoy se manifiesta y está ahí en medio de ellos.
Esta manifestación del Señor tiene rostro concreto, se llama Jesús, y tiene claridad de la misión a la que ha sido enviado. Viene a curar, a vendar las heridas, a dar libertad, a proclamar un año de gracia del Señor. Es lo que nos ofrece el Año Jubilar 2025, convocado por el Papa francisco a la Iglesia universal, donde se nos invita a ser peregrinos de esperanza, en los contextos donde cada uno se desenvuelve en la vida diaria. Allí donde hay soledad, donde hay falta de un gesto o una palabra oportuna, donde hace falta un abrazo, una mirada de ternura, donde hay un niño o anciano abandonado, un joven que no ha encontrado el sentido a su vida, donde hay un hermano o hermana migrante que no tiene techo, comida o lo mínimo indispensable para vivir.
La invitación del evangelista Lucas, por consiguiente, es la de ser portadores de buenas noticias, esto implica necesariamente una mirada al interior de cada uno de nosotros, una mirada al corazón para descubrir y reconocer que todos somos necesitados del amor de Dios, que tenemos necesidad de ser liberados, redimidos, sanados, que necesitamos de una conversión permanente que implica renovarse y saberse reconciliados para anunciar y proclamar con gozo las maravillas de la buena noticia del Reino de Dios. Es la buena noticia que a diario oramos en el Padre Nuestro y que se hace realidad en la medida en que estamos abiertos al Espíritu Santo y nos dejemos transformar por El siendo testigos de la misericordia de Dios y peregrinos de esperanza.
Una renovación que parte en el corazón mirando las necesidades del contexto en el que estamos insertos y que se operacionaliza y manifiesta en gestos y actitudes con sabor a evangelio. Hoy día estamos llamados a ser portadores de buenas noticias, a ser testigos de esperanza por ello el Papa Francisco nos invita a vivir y hacer realidad este Año Jubilar las obras de misericordia. Y tu ¿cómo haces presente el Reino de Dios en la realidad que te toca vivir día a día?
