sábado , 21 diciembre 2024
el viento

Comentario Evangelio 27 de abril

Necesitamos estar dispuestas/os a dejar la misión del HACER por una identidad nueva

Hna. Lourdes López, fmm
Franciscanas Misioneras de María
México DF

Me da la impresión que cuanto más conocemos un pasaje del Evangelio, más difícil es escribir o reflexionar sobre él, porque se han creado ya en nuestras mentes y corazones las ideas de lo que este texto nos dice.

Hoy, creo que la invitación es a despojarnos de nuestras ideas, de las reflexiones que nos han ido acompañando, y revivir la escena que no presenta el Evangelio desde nuestra realidad.

Es indispensable primero, voltear la mirada hacia las imágenes que nos presentan los noticieros en línea y en difusoras televisivas. Realmente quedan grabadas en la retina y en el corazón las imágenes de la guerra en Ucrania, sin dejar de pensar en la situación de Siria, Palestina, Afganistán, República Democrática del Congo y tantos otros países donde la violencia toca sobre todo a quienes son más débiles.

Cada vez es más palpable la crueldad a la que podemos llegar como humanidad… una humanidad deshumanizada y deshumanizante; durante la semana que acaba de finalizar la UISG convocó a una reflexión sobre los abusos dentro de la Vida Religiosa[1]; es decir que los espacios eclesiales han sido tocados por esta violencia.

El Evangelio nos presenta la historia de una familia; una familia, con su historia, con sus dolores, con sus alegrías… con los sueños que, en este caso, el Padre ha puesto en sus hijos… y las búsquedas de identidad y de libertad de los hijos. En realidad, esta familia “suena” como nuestras familias, la familia de cada uno y cada una; una familia como aquellas que acompañamos y escuchamos en nuestros espacios de misión.

Y si lo releemos desde una nueva perspectiva, podemos descubrir luces:

Búsquedas:
El hijo menor se arriesga a salir de su espacio de seguridad, tiene el anhelo de “algo más” y emprende una aventura. Tal vez por las razones equivocadas, tal vez por los caminos erróneos… Pero lo cierto es que se pone en camino.
Tal vez necesitamos redescubrir la valentía del hijo menor en nuestra vida; aún si nos equivocamos, no podemos seguir refugiándonos en la comodidad de la casa paterna, simplemente porque lo tenemos todo.
Permitámonos buscar, buscar con el corazón encendido, buscar con anhelo… con pasión.
Ciertamente que necesitamos “salir” luego de un discernimiento claro de nuestras motivaciones: ¿Para qué? ¿A dónde? ¿Con quiénes? ¿Hacia quiénes? No sea que terminemos como el hijo menor, perdidos, sin esperanza.

Reconciliación:
Creo que uno de los gestos más humanos y, por tanto más divinos, es la reconciliación; sin embargo es también una de las acciones más difíciles en lo concreto.
Justo en este tiempo de Cuaresma, pero también en medio de guerras fratricidas, la mano de Dios Madre y Padre nos abraza para recordarnos lo más auténtico de nuestro ser… Nuestra humanidad, que se refleja en esa experiencia profunda y fundante de ser perdonados y, es solamente allí que se nos regala el don de la reconciliación.
¿Cuántas veces hemos regresado con el corazón roto y nos hemos encontrado en el abrazo de Dios? ¿Cómo esta experiencia de ser pecadores y pecadoras perdonados nos tatuó una impronta de misericordia? ¿A quién necesito perdonar hoy.

Acompañamiento:
Es el Padre quien nos enseña a acompañar; sin establecer soluciones preconcebidas y desde nuestros esquemas, sino en la escucha, en el respeto pero también regresando a cada uno aquello que necesita revisar en su vida. No es un escuchador pasivo, sino un acompañante activo, que anima al discernimiento, a la búsqueda, a la reconciliación y al restablecimiento de relaciones.

Nueva identidad y misión:
No podemos y no debemos quedarnos en esta familia que ha sido destrozada por la envidia del hijo mayor y la imprudencia del menor… Necesitamos encontrar espacios y caminos nuevos que nos animen a volar como las Mariposas, símbolo de Resurrección pero también de Migración, necesitamos diálogos profundos, confianza, cariño, vulnerabilidad…
Necesitamos estar dispuestas a dejar la misión del HACER por una identidad nueva, que nos permita acoger una misión de lo pequeño, la escucha profunda… simplemente ser hermanas y hermanos.

el viento

[1] Curso en línea «Nombrando lo innombrado” Por la Hna. Ianire Angulo Ordorika, E.SS.E.;  21 & 22 marzo

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