«… Les echarán mano y los perseguirán, los entregaran a las sinagogas y cárceles y los llevarán ante reyes y gobernadores por mi nombre» (Lc 21,12).
Hoy no son muchas las cosas que se nos piden o que necesitemos. Por lo general todo lo podemos obtener o ya tenemos. ¿Que se nos pide hoy como vida consagrada?: TESTIMONIO, osea, convicción en nuestra vida y ésta dada en la entrega. Uno de los problemas de nuestra sociedad es la «inseguridad». Y, me atrevo más, a decir, que nuestra respuesta no pasa tanto por lo que debemos vivir junto a Jesús, sino más en lo que debemos responder. Y aquí tenemos muchas cosas que velar, cuidar, proteger: edificios, obras, prestigio, logros, aciertos, etc.
La llamada que nos hace el Señor. El jamas nos augura un buen porvenir, y tampoco, jamás nos engaña, siempre es muy claro. Siempre nos da a entender, que nuestra historia junto a él está llena de dificultades y luchas.Y que es contrario al espíritu de Jesús, el triunfalismo o alimentar nostalgia de grandezas. El camino que nos parezca más absurdo, más duro, será el que este acorde con el Proyecto de Jesús para nosotros.
Entonces, no a la ingenuidad. En el sentido que en momentos de crisis, de lejanía de Dios, muchos o algunos, vengan con mensajes de mesianismo y salvación. Nos dice Jesús «no vayan tras ellos»: no seguir a quienes nos separan de Jesucristo, único fundamento y origen de nuestra fe. «Yo les daré palabras de sabiduría…» Aquí debe entrar en acción la seguridad de la presencia de Jesús en nuestra vidas y en nuestra sociedad.
Es la hora del testimonio y esto como nos pide el Papa Francisco con alegría, donde hay un religioso o una religiosa, hay alegría. Por eso, que los tiempos difíciles, no han de ser para lamentarnos, para la nostalgia o el desaliento, la pasividad…La idea de Jesús es que en tiempos de dificultad demos testimonio de su amor. Ahora somos llamados a dar un testimonio humilde, a reavivar nuestra fe, a ser testigos convincentes de su mensaje y de su proyecto.
Paciencia, será la mejor palabra para los tiempos duros que nos toca vivir hoy, la perseverancia que nos pide hoy el evangelio «salvarán sus almas». Paciencia o perseverancia, son indistintamente, el valor a vivir en estos tiempos junto a Jesús. Es el momento de cultivar una vida cristiana, paciente y tenaz, que nos ayude a responder a nuevas situaciones y retos sin perder la paz ni la lucidez.
Buscar unos momentos de oración, para hacernos la pregunta: ¿A quien le respondo hoy con mi vida consagrada? ¿Cuáles son los momentos fundamentales que me doy para cultivar junto a Jesús mi vocación?
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