El pasado miércoles 09 de diciembre en la RUC, residencia Universitaria Cardenal Caro, de la Congregación de los Marianistas, la Comisión “JUNTOS SOMOS MAS”: LAICOS Y RELIGIOSOS, realizó la evaluación 2015, luego de una reflexión profunda fundamentada en las nuestras fuentes carismáticas de las congregaciones a las que pertenecemos, los procesos de misión, visión compartida en la historia de las familias carismáticas.
Se destaca el compromiso y perseverancia de los integrantes de la comisión, se cumplieron con los objetivos y programa trazados para el 2015, dado que se está trabajando con un plan hasta el 2017.
A continuación extracto del documento:
Una nueva forma de vida cristiana
Vida y misión compartida: religiosos y laicos
–Hay una común vocación humana. Nos une una común vocación propia de todos los hombres y mujeres de nuestros días y que nos acerca a vivir una misma vocación cristiana. Por ello tenemos que afirmar que el camino de la realización de la persona humana no es la exclusión sino la inclusión. Nadie es auto suficiente ni debe ser auto referente, todos somos interdependientes.
-El encuentro, signo de los tiempos. Vivimos una época de extraordinaria vitalidad en relación con la comunicación y la realidad del encuentro. Hoy se nos invita a repensar la comunicación y el diario vivir en clave de interacción, participación y encuentro.
–La nueva compresión del carisma. Este es el tercer clamor; se está comprendiendo de un modo diferente “el carisma” de las Congregaciones religiosas; es un don del Espíritu a la Iglesia para el mundo; los carismas convocan, agrupan y se transforman en misión. En el pasado han sido muchos los Fundadores que creyeron haber recibido el carisma solo para los religiosos. Ahora está claro que se debe compartir no solo con los religiosos sino también con los laicos; se ha ido tomando conciencia de que el Instituto religioso no es el dueño exclusivo del carisma fundacional.
-Notoria disminución del número de los religiosos. A todos estos clamores hay que añadir otro más pero que no es el único ni el principal. Se ha dado una notoria disminución de fuerzas de los institutos religiosos y en opinión de algunos justamente por haber considerado el carisma como una realidad exclusiva de la vida consagrada. Por ello, para lo que un día los religiosos hacían solos ahora precisan, sí o sí, una colaboración que lleva poco a la participación. Los religiosos han necesitado de los laicos. Su individualismo les ha llevado por mal camino y conducido a una pobre meta. Ello nos confirma que la vitalidad y la solidaridad van unidas.
–La eclesiología de comunión. Otro motivo destacado para dar pasos importantes en el proceso de la misión y vida compartidas es la influencia en nuestros días de la eclesiología de comunión, hecho que está generando una nueva dinámica en el interior de la Iglesia. Nos encontramos ante un nuevo “ecosistema” eclesial en el que las relaciones cambian y cambian las personas. Hace mucho bien a la Iglesia buscar lo que es nuclear en su vida, lo que nos une a todos, el tesoro común.
–Predominante rol del laicado en la Iglesia. Este clamor no viene solo de los laicos que reclaman presencia, palabra, acción en la Iglesia. De hecho se están convirtiendo en los nuevos samaritanos, protagonistas de la nueva evangelización. Ello nos pide a todos una nueva sensibilidad. No hay duda que la existencia de un laicado adulto y responsable lleva consigo necesariamente la exigencia de que el clero y los religiosos encuentren su verdadero lugar en la Iglesia y los laicos se sacudan de encima su pasividad, comodidad e inhibición.
–La realidad de la aparición de las familias carismáticas. Este es clamor de los Fundadores y de religiosos y laicos que han bebido del mismo pozo: el carisma. Esa agua común les hace miembros de esa nueva realidad: la familia carismática en la que el carisma es el mismo para todos y la forma de vivirlo diferente y complementaria.
-Los laicos no queremos ser solo colaboradores. Queremos ser corresponsables y prepararnos p ara ello y para ello completar lo que los religiosos y religiosas hacen y ofrecer nuestro modo de entender la misión y también la espiritualidad.
Bien podemos decir que emprender este camino no es una moda sino una necesidad y una oportunidad. Con este nuevo empeño la vida consagrada saldrá muy favorecida. Es mucho hablar de “misión compartida” y “vida compartida”. Para algunos no hay misión compartida sin vida compartida. La vida compartida da un nuevo horizonte a la misión compartida y no son pocos los que comienzan a pensar que es condición indispensable para que la misión compartida sea posible. Reflexión: P. José María Arnaiz, sm., asesor de la Comisión.
LES INFORMAMOS LAS FECHAS DE LOS DOS ENCUENTROS ANUALES DEL 2016:
- 04 de Junio.
- 10 de septiembre.
¡ Les pedimos agendar en sus planificaciones de los laicos de las Congregaciones!
Agradecemos la confianza y la acogida de la Conferencia de Religiosos y Religiosas de Chile-CONFERRE, en la persona de Hna. Marcela Sáenz, aci presidenta y a la Junta directiva. Encomendamos a Dios la Misión Compartida de laicos y religiosos, mirando el presente con certeza y el futuro con esperanza.
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