La pandemia de Covid-19 cambió la vida de todo el mundo, de todos nosotros. Esta enfermedad no hizo distinción entre países, ni entre personas ricas e indigentes, con estudios y sin estudios, aunque ciertamente impactó de manera particular en las comunidades pobres y vulnerables… y el mundo se paralizó.
El Papa Francisco ha dicho que la pandemia y la tempestad que desató amenazan con hacer naufragar la barca en la que todos navegamos en esta vida, y dejó al descubierto que todos somos vulnerables; ellas le quitaron la máscara a las falsas seguridades sobre las que levantamos nuestros proyectos, rutinas y prioridades. La pandemia y sus consecuencias nos llaman a cambiar de rumbo para encontrar nuevas formas de producir, de comerciar, de organizarnos, de trabajar, de divertirnos, de gobernar, de rezar, de convivir entre nosotros y con la naturaleza.
Nos interpela a buscar nuevas formas para evangelizar de acuerdo con las circunstancias y a «remar mar adentro» con la seguridad que nos da saber que el Señor Jesús navega con nosotros.
Por eso el Papa y nuestros obispos nos están invitando a que vivamos esta nueva etapa de la historia humana como un tiempo de gracia muy especial, una nueva oportunidad que nos da Dios como a Noé y a su familia después del diluvio. Nos invita a reflexionar sobre nuestra realidad a la luz de la fe, y a buscar, entre todos, mediante un discernimiento comunitario, qué nuevos rumbos debemos navegar como discípulos misioneros en salida.
Para concretar nuestra respuesta a este llamado nos proponen realizar, por primera vez en la historia, una gran Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe.
Todos somos Pueblo de Dios por el Bautismo. Por eso, TODAS y TODOS estamos convocados. Los obispos, sacerdotes, seminaristas, las hermanitas y los religiosos, todos los laicos, laicas, padres y madres de familia, maestros, líderes comunitarios, trabajadores, jóvenes y adolescentes. Caminando juntos, discerniremos de una forma sinodal qué nuevos rumbos debe tomar nuestra Iglesia para que las 650 millones de personas que vivimos en América Latina y el Caribe, tengamos una vida plena en Jesucristo. Nuestro lema será: “Todos somos discípulos misioneros en salida”.
Los invitamos a descargar esta guía y a entrar en sintonía con la Asamblea Eclesial.