SINODALIZAR LA VIDA CONSAGRADA
Esta es la tarea que tenemos por delante; y nos toca hacerlo en el contexto de la sinodalización de toda la Iglesia. Una vez más los religiosos debemos ser abanderados y profetas de este gran cambio. Ser religioso es ser sinodal y vivir una vida consagrada sinodal: ello nos llevará a vivir en clave de discernimiento y comunión, que se transforma en una real cooperación para la transformación de la comunidad eclesial desde el don de nuestros carismas.