La segunda sesión del Sínodo sobre la Sinodalidad se está celebrando actualmente en el Vaticano. Comenzó con un espíritu de anticipación y esperanza. Delegados de todo el mundo se reúnen para esta asamblea final de un viaje de varios años destinado a profundizar en la inclusión, el diálogo y la participación dentro de la Iglesia.
Una llamada a la unidad: Un año después de la sesión inicial, una asamblea diversa de cardenales, obispos, sacerdotes, personas consagradas y laicos ha vuelto a reunirse en Roma. Con ellos, traen un rico tapiz de perspectivas, unidos por un compromiso compartido con la misión de crecimiento y renovación de la Iglesia.
Una llamada a la reconciliación: Uno de los momentos más conmovedores de los primeros días fue el servicio penitencial, dirigido por el Papa Francisco. En un espíritu de humildad y arrepentimiento, la Iglesia pidió perdón por sus errores pasados. Este acto de contrición y reconciliación dio un tono profundo al Sínodo, simbolizando el deseo colectivo de la Iglesia de sanar y avanzar, guiada por la gracia divina.
Una llamada a empezar de nuevo: El Sínodo comenzó oficialmente con una Misa solemne celebrada por el Papa Francisco. Celebrada en la grandeza de la Plaza de San Pedro, la Misa atrajo a clérigos y fieles de todos los rincones del mundo, subrayando la importancia global de este momento en la historia de la Iglesia.
El Sínodo en marcha: A medida que pasan los días, la Iglesia continúa su camino hacia una mayor sinodalidad, abrazando la inclusión, el diálogo y el discernimiento. Este es un camino de fe y apertura al Espíritu, caracterizado por la reflexión, la oración y la esperanza de renovación para una Iglesia que escucha y crece con su pueblo.
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