La Secretaria Ejecutiva de Conferre, participó en representación de la Iglesia Católica y la Vida Consagrada. Así mismo lo hicieron los distintos credos religiosos:
Monje Ryusui san, desde el Budismo Zen.
Guru Devta K, Comunidad Sikh/Kundalini Yoga desde el Sikhismo.
Faruk Bolivar, Centro Islámico de Chile/Mezquita As Salam desde el Islam Sunni.
Verónica Pérez, Pastoral Mapuche de Santiago desde la tradición espiritual Mapuche.
Sheida Gómez, desde la Fe Bahá’í.
Pastora Juana Albornoz, Iglesia Misión Apostólica y Mesa Ampliada de Entidades Evangélicas—UNE desde el Mundo Evangélico Pentecostal.
Fuad Musa, Centro Cultural Islámico desde el Is-lam Shía.
Juan José Chavarría, Centro Budista Drikung Kagyu desde el Budismo Tibetano.
Padre Georges Abed, desde la Iglesia Ortodoxa.
Jaime Iván Vera, Templo Budista Fo Guang Shan desde el Budismo Mahayana.
María Teresa Moya, desde la Corporación Espiri-tual Mundial Brahma Kumaris.
Obispo Jorge Merino, Iglesia Metodista de Chile desde las iglesias protestantes históricas.
Rabino Diego Edelberg, Comunidad Ruaj Ami
Este acto se realizó el martes 25 de septiembre a las 19:30 horas, en el auditórium del Colegio San Ignacio de Alonso Ovalle, organizado por el Foro Espiritual de Santiago por la Paz, en el marco del día Internacional por la Paz que se firmó el 21 de Septiembre en La Asamblea General de las Naciones Unidas en 1981.
DECLARACION POR LA PAZ EN EL MUNDO
Hoy, con ocasión del Día Internacional de la Paz, nos unimos en espíritu a las comunidades de distintas religiones y tradiciones espirituales que en Santiago y en muchos otros lugares alrededor del mundo oran desde su propia fe por la paz. Queremos así testimoniar nuestro compromiso con la causa de la paz y nuestra voluntad de vivir en armonía, buscando a través del diálogo y la cooperación caminos comunes para construir una sociedad más justa, solidaria y fraternal.
En ese espíritu, manifestamos nuestra adhesión a la Declaración Universal de los Derechos Humanos, en particular a su reconocimiento de la igualdad en dignidad y derechos de todos los seres humanos – -cualquiera sea su origen, sus creencias, su profesión, sexo, edad o condición social– así como del derecho de toda persona a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión.
Queremos para Chile y para el mundo una paz genuina y duradera, hecha cultura y grabada como anhelo en el corazón de cada ser humano; una paz sólidamente basada en las estructuras de una nueva sociedad, más justa, solidaria y armoniosa que la actual, profundamente respetuosa de los Derechos Humanos y de la Vida en todas sus manifestaciones; una sociedad en la que compartir sea más importante que competir, y en la que el diálogo y los acuerdos sustituyan a toda forma violenta en la solución de los conflictos.
Queremos que el Tercer Milenio que estamos iniciando sea más luminoso que el anterior, que conoció guerras terribles, genocidios, colonialismo, intolerancia y persecución religiosa. Queremos para nuestra generación y las generaciones futuras un mundo donde la diversidad de culturas y de creencias sea valorada y respetada, un mundo de hermanos y hermanas reconciliados entre sí y con la Tierra, un mundo donde por fin podamos decir que la paz que gozamos en nuestros corazones, en nuestras familias y comunidades y entre las naciones es en gran medida el fruto del amor hecho convivencia.
Construir esa paz es tarea de todos, es tarea cotidiana. Por eso nos comprometemos hoy a esforzarnos cada día por cultivar en nuestras familias y en nuestros distintos ámbitos de actividad relaciones de convivencia basadas en el respeto, el espíritu de diálogo y la voluntad de ayudarnos mutuamente.
Santiago de Chile, 25 de Septiembre de 2018
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