Destruyó el odio en la cruz y, habiendo hecho de los dos un solo pueblo, los reconcilió con Dios por medio de la misma cruz (Ef 2,16)
Hay emociones y sentimientos que nos configuran cuando se mantienen en el tiempo, aunque los espacios y las interrelaciones puedan variar. Entre otros, están el amor o el odio, el perdón o el resentimiento, la alegría o la frustración, la interdependencia o el orgullo, etc. Darnos cuenta de los sentimientos que nos habitan es un paso significativo para vislumbrar los horizontes de sentido.