Como María Magdalena y las otras mujeres, es tiempo para escuchar la pregunta consoladora del Maestro: ¿Mujer por qué lloras? … Y dejar que recoja nuestras lágrimas y alivie nuestro corazón.
Jesús nos invita a dejarnos interpelar por Él como a Magdalena: ¡Suéltame! … Porque nuestra constante tentación es encasillarlo, aprisionarlo en nuestras propias concepciones. El Resucitado siempre nos interpela, siempre es novedad. (Jn 20, 16-18).
¿Qué recoje del ayer vivido?
Una vida religiosa más fraterna, inculturada e intercongregacional en crecimiento. La contemplación y la acción se vislumbraban más hermanadas como “Marta y María”. El “magis ignaciano” muy presente. Entrega gozosa en la misión.
Una vida más encarnada entre los pobres, los excluidos, fieles a Medellín y Puebla. La solidaridad como un trasversal del carisma y la misión. Y ciertamente, atentas a las situaciones sociales y políticas del momento. Muy Abiertas a los signos de los tiempos.
Deseos más hondos de formación, de inculturación, de poder dar razones de nuestra fe y esperanza en las situaciones de la modernidad y momentos cruciales del Chile de ese tiempo y el mundo. Se recogía en las asambleas de año.
¿A qué abrirnos a esta hora?
Como las mujeres de la Resurrección, siempre en misión. Atentas a las mismas palabras del Señor: ¡Ve y dile a mis hermanos! (Mt 28, 10) … Y desde la propia fragilidad, edad, vulnerabilidad, renovamos nuestra esperanza para servir de una manera siempre nueva y anunciar la Buena Nueva de Jesús.
VISLUMBRO ALGUNOS SIGNOS QUE NOS DESINSTALAN:
Tres trasversales para este tiempo:
1. la conversión de la mirada
Es tiempo de despertar, es tiempo de volver la vista a Jesús: “Dominus est”, como Juan el discípulo amado.” (Jn 21, 6 ) Y … junto con lo inter congregacional, ir pasando a “la interculturalidad” como signo del Reino. Más allá de nuestras culturas y nacionalidades. Con la mirada en la Casa Común, en la Amazonía en esta hora especial. En palabras del papa Francisco: Bautizados y enviados. En salida.
2. La capacidad de sorprenderse.
Esa capacidad junto con los jóvenes que viven la novedad desde otros parámetros y actitudes. Estar cerca de ellos por la escucha, la atención al Espíritu del resucitado siempre vivo y joven en su Iglesia como Buena Noticia de salvación. Y Asombro también ante el mal que nos circunda: emigrantes hundidos en el mar del desamparo, mujeres esclavas sexuales desde niñas en las fronteras de la exclusión, abusos que nos avergüenzan como seres humanos.
Urge! El misterio de la Encarnación se dio no sin la mujer (Gl 4, 4-5). Y hoy , el renacer de la Iglesia, no se dará sin la mujer. Sí, es la hora de la mujer, tiempo de dar un paso más adelante para integrarla al sentir de Jesús de Galilea rodeado de mujeres como primer misionero del Padre en una iglesia más samaritana en las fronteras geográficas, existenciales, y de María “maestra del asombro” y compañera de peregrinación. (D. Aparecida, n.266).
3. La sabiduría del corazón.
Como mujeres tejedoras de esperanza profética. Entretejiendo hilos, símbolos, colores, carismas en sínodo con los laicos como pueblo de Dios en marcha, hacia adelante. Hoy en nuestras “galileas, “en las afueras”, nuevas periferias existenciales en donde bulle la vida y que conlleva tres verbos: descubrir, anunciar, testimoniar.
¡Urge! El misterio de la Encarnación se dio no sin la mujer (Gl 4, 4-5). Y hoy , el renacer de la Iglesia, no se dará sin la mujer. Sí, es la hora de la mujer, tiempo de dar un paso más adelante para integrarla al sentir de Jesús de Galilea rodeado de mujeres como primer misionero del Padre en una iglesia más samaritana en las fronteras geográficas, existenciales, y de María “maestra del asombro” y compañera de peregrinación. (D. Aparecida, n.266).
“Y esta esperanza no nos defrauda, porque Dios ha derramado su amor en nuestro corazón por el Espíritu Santo que nos ha dado” (Rm 5, 5)
Déjate festejar. Chile necesita en esta hora la fiesta del Reino, el banquete eucarístico del encuentro. Y en este día, es bueno hacer memoria liberadora de tantos hombres y mujeres que siguen entregando la vida y sus mejores sueños por el reino y su justicia.
Déjate cuidar. Déjate que los que creemos en ti, y admiramos tu servicio por la entrega de la vida misma, hagamos memoria del Jesús sanador, porque el manto de tu vulnerabilidad, “ese tesoro que llevamos en vasijas de barro”, (2Cor 4, 7 ) deseamos se cubra del brillo sanador del Jesús que cura llagas, heridas, devuelve la vista al ciego, se deja querer y rodear de mujeres, y ofrece vida nueva y resurrección.
Déjate restaurar. Lo viejo ya pasó, y que afloren los más bellos recuerdos, los paisajes más lindos, los desafíos cumplidos y renovados. Sobre todo, que los proyectos por los que hemos entregado la vida desde la energía del Espíritu, nos empujen a seguir soñando el sueño de Jesús desde lo pequeño, lo cotidiano, lo intercultural, lo inesperado. ¡Magnificat! María de Nazaret, “maestra del asombro,” nos invita a la alegría de la disponibilidad para nuevas llamadas y desafíos.
¿Algún mensaje para la Vida Religiosa de Chile?
¡Muchas felicidades Vida Religiosa! Te deseamos en este aniversario de 50 años al servicio de los pobres y del pueblo, junto con los laicos, en sínodo, el don de sabiduría: “Esa sabiduría que todo lo renueva, y entrando en cada época en las almas buenas, hace amigos/as de Dios y profetas” (Sab 7, 27).
De todo corazón, gracias, Chile. Fueron 45 años de mi vida misionera con la alegría del Evangelio en el corazón y los pies en la historia. Y… ¡Cuánto recibido y compartido en la Directiva de Conferre! “¿Cómo pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho?” (Sl 116,12).
¡Hacia adelante! Nuestra Señora, madre de la Iglesia, hermana y compañera de peregrinación nos acompaña. Todo mi cariño con un fuerte abrazo desde Santiago de Compostela, España.
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