Un fin de semana intenso que nadie olvidará y por el contrario iremos desmenuzando y analizando durante los próximos días.
Fuente: ACN Chile
Quizás la misa del domingo en Mongolia resume el mensaje del Papa a ellos y nosotros. Resume el objeto de su viaje y lo que quiere decir a todos.
En su homilía afirmó el Papa, “es la verdad que Jesús quiere que descubramos, la verdad que quiere revelar a todos vosotros y a esta tierra de Mongolia: no es necesario ser famoso, ni rico, ni poderoso, para ser feliz. Sólo amar”. satisface la sed de nuestro corazón, sólo el amor cura nuestras heridas, sólo el amor nos trae la verdadera alegría.”
“Estoy seguro de que los católicos mongoles seguirán ofreciendo su contribución adecuada a la construcción de una sociedad próspera y segura, en diálogo y cooperación con todos los que habitan esta gran tierra besada por el cielo”.
“Que los diversos componentes de la sociedad mongola, tan bien representados aquí, sigan ofreciendo al mundo la belleza y la nobleza de este pueblo único”.
Este fue un viaje diferente. Un país lejano, no sólo en distancia sino en conocimiento, Sabemos muy poco de Mongolia y gracias a esta visita pudimos levantar un poquito el velo.
Es un pueblo pacífico que lucha por un lugar en el mundo con sus propios principios y con una ética de valores que los convierte en un lugar donde la fe católica es muy bien recibida. De hecho, Mongolia, es el territorio misionero más joven de la Iglesia Católica y está acercando a más personas a Cristo.
La visita del Papa ha ayudado mucho a la iglesia católica en el país: “La visita del Papa ha hecho que la Iglesia católica mongola, una pequeña realidad aún desconocida para muchos, salga un poco de su caparazón, dándole mayor relieve público: ha habido numerosos artículos, reportajes y entrevistas en los medios de comunicación y en la televisión, las autoridades civiles han dado espacio y honrado a tan importante invitado, y la opinión pública se ha fijado en nosotros”.
En su primer discurso oficial en Mongolia, el Papa Francisco elogió el papel activo de Mongolia en la promoción de la paz mundial y destacó la contribución de la pequeña Iglesia católica mongola a la construcción de una sociedad próspera en el país.
La Paz uno de los grandes referentes de este viaje
Recordando que en el año 2023 se cumple el 860° aniversario del nacimiento de su fundador Chinggis (o Genghis) Khan, el Papa Francisco imploró una vez más el don de la paz en un mundo “devastado por innumerables conflictos”.
“Aquí, en este país tan rico en historia y abierto al cielo, imploremos este don de lo alto y luchemos juntos para construir un futuro de paz”.
El Santo Padre destacó la “profunda sensibilidad espiritual”, que, según dijo, “pertenece a la fibra misma” de la identidad cultural mongola y ha hecho de Mongolia hoy un “símbolo de libertad religiosa”.
“Cuando las religiones permanecen arraigadas en su patrimonio espiritual original y no son corrompidas por desviaciones sectarias”, dijo, “demuestran ser apoyos dignos de confianza en la construcción de sociedades sanas y prósperas, en las que los creyentes trabajan para garantizar la coexistencia pacífica y la estabilidad política”. La previsión se pone cada vez más al servicio del bien común.”
Esperando juntos
Habiendo dejado atrás la ideología atea del pasado régimen comunista, Mongolia “ha llegado ahora a reconocer y respetar la importancia fundamental de la cooperación armoniosa entre creyentes de diferentes religiones, cada uno de los cuales, desde su particular punto de vista, contribuye a la avance moral y espiritual de los pueblos.”
En este nuevo contexto, el Papa destacó que la “pequeña y discreta” comunidad católica local está feliz de seguir aportando su propia “contribución humana y espiritual” al país.
Los católicos mongoles, afirmó, ayudan al país “difundiendo la cultura de la solidaridad, el respeto universal y el diálogo interreligioso, y trabajando por la justicia, la paz y la armonía social”.
Recordando el lema elegido para su viaje apostólico: “Esperando juntos”, el Papa Francisco expresó su esperanza de que su visita apostólica pueda profundizar la cooperación fructífera y el diálogo respetuoso entre la Iglesia y Mongolia en la búsqueda del bien común.
El servicio en la caridad
Un tercer tema es como la iglesia católica vive la caridad en Mongolia.
La Iglesia en Mongolia parte su inmersión en la cultura y el corazón de los mongoles a través de las obras sociales. El P. James explica: “Aquí, la evangelización comienza con obras sociales. Tienes que conectarte con la gente haciendo algo; un proyecto, algo social; conociendo a la gente, la cultura. Tenemos nuestra pequeña iglesia y parroquia, pero antes incluso de formar la parroquia, hay muchas otras cosas que hacemos. Tenemos el jardín de infantes, el proyecto de mujeres; tenemos personas que vienen a usar las duchas. Tenemos tantas pequeñas cosas que nos ayudan a conectar con la gente. Para nosotros eso es clave.’
Y una de las últimas actividades del Papa Francisco en Tierra Mongola fue precisamente relacionada con el servicio al pobre, al inaugurar la Casa de la Misericordia.
“Casa de la Misericordia”, el edificio de tres pisos en el barrio de Bayangol, en Ulán Bator, una estructura muy deseada por la Iglesia local y destinada a convertirse en un “hogar para los sin techo, para las personas en estado de indigencia y penuria”. “Será un lugar para practicar las obras de misericordia, que nos hacen a los cristianos reconocibles en Mongolia”, explica el Pro-Prefecto.
Papa Fco: “la dimensión caritativa” es un rasgo esencial de la misionariedad de la Iglesia “desde sus orígenes”, después de que Jesús mismo, con sus palabras (“tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber”), ofreciera a todos “el criterio para reconocerlo, para reconocerlo presente en el mundo y la condición para entrar en la alegría definitiva de su Reino en el momento del juicio final”.
Porque “para hacer realmente el bien”, ha añadido el Pontífice, “lo indispensable es un corazón bueno, un corazón decidido a buscar lo mejor para el otro”. ha añadido el Papa Francisco, mientras que “sólo el amor supera el egoísmo y hace que el mundo siga adelante”.
La Iglesia católica es joven, muy joven en Mongolia. La misión comenzó hace apenas 20 años. Hasta entonces no había rastro de la Iglesia católica. De hecho, la Iglesia católica en general sólo tiene presencia en Mongolia desde hace unos 30 años.
Fue después de la disolución de la Unión Soviética en 1992 que el país se abrió nuevamente, permitiendo a Monseñor Wenceslao Padilla, de la Congregación del Inmaculado Corazón de María, comenzar su misión en Mongolia. Originario de Filipinas, el ‘Obispo Wens’, como llegó a ser, fue nombrado Prefecto Apostólico de Mongolia en 2002 cargo que mantuvo hasta su muerte en 2018.
En 2016 celebraron la ordenación sacerdotal del primer sacerdote nacido en Mongolia, el padre Joseph Enkh. En ese momento, Mons. Wens dijo a Fides: “Tener a una joven mongol ordenada al sacerdocio para la Iglesia local es como dar a luz: es una joven madre que da a luz a su primer hijo. Oremos y confiemos en la fidelidad del padre Joseph Enkh. a su vocación, toma su cruz cada día y sigue a Cristo siempre, en todas las circunstancias de su vida”.
El cardenal Giorgio Marengo, misionero de la Consolata y actual Prefecto Apostólico de Ulán Bator, estuvo presente desde el inicio de la misión en Arvajhėėr con Mons. Wens.
“A veces partimos de ideas preconcebidas, de modelos que llevamos dentro”, explica el cardenal. Pero cuando llegué como misionero a Mongolia hace 20 años, él y sus compañeros misioneros pronto se dieron cuenta de que: “Es importante también estar abiertos a los cambios de planes; ser humildes y escuchar al Espíritu, que habla a través de la realidad.”
Ese ha sido su actuar y han conseguido el reconocimiento social, pero sobre todo hacer muchas obras de bien. Acompañar, escuchar y sentir el cariño de la gente que les dice: “Realmente me inspira ir a la iglesia. Me siento muy feliz cuando voy. Todos los domingos vamos juntos a la iglesia, y todas las cosas que hacen [los misioneros] me impresionan mucho”. “Mucho. Fui a la iglesia por primera vez en 2008, porque mi esposa me lo contó. Y ahora, todos los miembros de mi familia creen en Dios”.