La congregación Hijas de San Pablo comunica que: Anoche, 23 de junio, a las 23:50, en la comunidad Tecla Merlo, de la comuna de La Florida, el Padre misericordioso ha llamado a sí a la hermana María Hortensia Lizama Hermosilla. Su velorio se realiza en calle Inés de Suárez 7639, La Florida.
Hna. Hortensia Lizama
Nacida en Santiago 01 agosto 1947 – Su Pascua: La Florida, 23 junio 2022.
Hortensia, hija de Ricardo Lizama y de Hortensia Hermosilla, es la penúltima de una numerosa familia formada por 14 hermanos.
Siendo aún adolescente entra como aspirante a las Hijas de San Pablo, con el gran deseo de desarrollar el sueño que desde muy pequeña había sentido y anidado en su corazón: (textual) “quiero ser una niña buena”, expresión que compartió al poco tiempo de ingresar a la congregación, con la capacidad de diseñar dicho anhelo en todo su ser y, hacerlo realidad a lo largo de toda su vida, porque Hortensia, realmente, llegó a ser una persona buena, una religiosa buena.
A lo largo de su vida religiosa desarrolló varios cargos. Fue una creativa y entusiasta formadora, caminando con las jóvenes a ella confiadas, apoyándolas y ayudándolas a descubrir los dones que cada una de ellas poseía, primero para hacerlas sentir gratas al Creador por ellos y luego para que con esos mismos dones pudieran desarrollarse como persona, como religiosa paulina.
También fue superiora, en varios períodos, de la Congregación en Chile.
Podemos decir, con certeza, que todas estas tareas a ella confiadas, las realizó con simplicidad, sintiéndose servidora de sus hermanas y nunca con actitud de superioridad. Suplía con mucha sencillez, disponibilidad y creatividad cualquier trabajo, fácilmente cocinaba si era necesario, como también limpiaba afanosamente la casa y lavaba con esmero tanto las pocas o las grandes cantidades de ropa, porque, ninguno de estos trabajos, por humildes que sean, no la disminuía como persona porque su interior era grande, sano y noble.
Hortensia se destacó por ser una persona cercana, cálida, que caminaba al lado de cada una de sus hermanas, especialmente cuando alguien pasaba por un especial momento. Siendo superiora o bien cuando no lo era, se la jugaba por cada una, combatiendo con firmeza cualquier negativismo hacia tal o cual hermana, porque a todas miraba con los ojos del Señor, que son miradas de amor, de confianza y misericordia.
Hubo momentos en que, por algún motivo, hizo valer su opinión, con firmeza, y a veces hasta con dureza, con el fin de proteger cualquier circunstancia injusta, contraria a la rectitud de vida.
En los diálogos con ella, jamás salían de sus labios expresiones que pudieran empañar esos encuentros, aún cuando a veces hubieran sido necesarios.
Era muy grato conversar con ella, expresarle todo el haber de nuestro corazón.
Era una persona de un profundo contacto con el Señor y en las conversaciones personales era camino fácil para lograr profundidades extraordinarias.
En su estadía en diferentes ciudades de Chile era rápida en crear lazos de amistad, de fácil llegada a los corazones y de muchos de ellos fiel confidente, en su último lugar Concepción las personas dicen: “todo Concepción llora”.
Una persona tremendamente apostólica, a veces apasionada y sufría cuando nuestras miradas eran cortas, pequeñas y no alcanzaban un horizonte mayor. Sufría cuando no nos arriesgábamos, cuando el miedo impedía otros logros apostólicos de acuerdo a los tiempos actuales. Hortensia fue también una persona muy interesada del trabajo apostólico de cada una de sus hermanas, era de un espontáneo y sincero estímulo, de aprecio y apoyo por lo que cada una realizaba. Agradecía con facilidad el esfuerzo puesto en dichas tareas, y esa misma gratitud la expresaba hacia quienes, por la edad avanzada, habían enriquecido con su vida el caminar de esta familia a la cual hemos sido llamadas.
Cuando nos ausentábamos de la comunidad, por horas o días, al regresar a casa, nos esperaba para compartir algún alimento y escucharnos, en esos momentos era toda oído, se interesaba de todas las actividades que realizábamos en esas salidas e incluso se recreaba, gozaba, hasta de los más pequeños detalles vividos durante nuestras vacaciones, era rico ese estar con ella y compartirlos.
Hortensia, Tenchy, Tenchita, como acostumbrábamos a llamarte, la congregación en Chile, tus hermanas, te expresan un enorme agradecimiento por el testimonio de tu entrega fiel, entrega sincera, generosa, por tu gran cariño expresado en muchos, pero muchísimos detalles.
En estos momentos de tristeza por tu partida, confiamos en que ya estés gozando del Señor y continúes acompañándonos de la misma forma como lo hiciste cuando estabas junto a nosotras. Hortensia, no te dejaremos tranquila, acudiremos a ti todas las veces en que necesitemos tu ayuda y escucha, con la certeza que te interesarás por ellas y las harás presente ante la ciudad paulina del cielo.
Hortensia recibe nuestro gran cariño y gracias nuevamente por todo.
La congregación de las Hijas de San Pablo expresa a cada uno de sus familiares presentes y también a aquellos impedidos de asistir a la celebración de la Pascua de Hortensia, nuestras condolencias y también un gracias por haberla compartido generosamente con nosotras.
Más de su vida
Hortensia era una hermana sencilla, alegre, generosa, feliz que se ha degastado hasta el final por cada persona, por cada comunidad, por el crecimiento de la misión y de la presencia paulina en Chile.
Entró en congregación, en Santiago “La Florida”, el 8 de diciembre de 1966. Después de una experiencia apostólica en la comunidad de Concepción y su noviciado vivido en Santiago, emitió la primera profesión el 29 de junio de1972. Obtuvo un diploma en catequesis y participó en diversos cursos de formadora que la habilitaron para ser una convencida vocacionista, competente y creativa formadora que transmitía a las jóvenes, con gran entusiasmo, el amor al carisma, a la Familia Paulina, la liturgia, al canto, a los diferentes lenguajes de la comunicación. Por sobre todo Hna. M. Hortensia será recordada por servicio como superiora tanto en comunidades como a nivel de la delegación de las Hijas de San Pablo en Chile. Fue, una superiora muy querida, capaz de escuchar, de animar, de acoger, que supo comunicar a las hermanas un fuerte sentido de pertenencia a la congregación y un gran amor a la misión. Pensando en las hermanas llevó adelante una de las iniciativas más deseadas de la circunscripción, la construcción de la nueva casa “Tecla Merlo” de Santiago, en La Florida , un casa hermosa casa muy cómoda y confortable capaz de acoger a todas las hermanas de la circunscripción, en especial a las más ancianas y enfermas.
Su amor a la Iglesia y a la vida religiosa la impulso a colaborar en algunas instancias de Conferre, en las localidades de Antofagasta y Concepción y apoyar el equipo de Comunicaciones de Conferre Santiago, con la inserción de una hermana, en el equipo y últimamente en los trabajos sinodales desde CONFERRE CONCEPCIÓN.
Poco más de un año su salud se vió afectada por un tumor, detectado ya en etapa avanzada de metástasis. En esa ocasión escribió: «Francamente les digo que superar emocionalmente esta realidad es difícil para mí. Pero me ha tocado a mí y no hay otra cosa que aceptar… Estoy consciente de no estar sola en esta batalla. El Señor Jesús tiene la tarea de ayudarme, abrazarme y tenerme así junto a su Madre y mi Madre. También ustedes, hermanas, ayúdenme y colaboren en todo lo que puedan. Mi familia también está junto a mí con amor y cercanía. Por todo esto agradezco a mí Dios…». De sus labios brotaban continuamente las gracias por cada atención, premura, cuidado. Ahora tenía ya un solo gran deseo: «Todo lo que quiero es ver a Jesús». Se estaba cumpliendo para ella cuánto había escrito, con grandes letras, en vísperas de su profesión perpetua: «Aquí estoy, oh Dios, aquí estoy para hacer tu voluntad… Amo la Iglesia, amo la congregación y me siento tomada por Dios para ser consagrada por Él…»