La misión es la que le da configuración a la espiritualidad y la experiencia de Dios o experiencia espiritual debe ser expresada y reflejada y expresada en la acción misionera. De allí que la “Espiritualidad que sostiene una Vida Misionera”, es la forma de vida según el Espíritu que corresponde al seguidor de Jesús que asume su llamada y envío para ser testigo y anunciador de la Buena Nueva a todos los hombres. – Fr. Ramón Morillo, OFM Cap.